¡Denuncia, mujer! Si no denuncias no podemos ayudarte… Y, si denuncias que has sido víctima de violación, la propia jueza te humillará, te acosará, te hará preguntas capciosas y te preguntará si cerraste bien las piernas. 

Porque evitar la revictimización de las mujeres que dan el enorme y dolorosísimo paso de denunciar por lo visto es secundario, hay que acosar a las víctimas hasta que no puedan más, a ver si es posible que, agotadas y humilladas, no sigan adelante con el proceso y dejan de colapsar los juzgados con sus tonterías de niñatas como me han violado, me han maltratado, me han hundido la vida. Haber cerrado bien las piernas en lugar de venir a joder a los juzgados.

Porque cumplir con el protocolo de Estambul, el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, en algunos juzgados y en algunas comisarías es opcional, y cuando una mujer que ha sufrido maltrato o abusos sexuales alcanza por fin a denunciar a su agresor, hay que machacarla más aún a ver si conseguimos que se suicide y deje de dar por culo. Pesadas sois, coño, queriendo que se haga justicia, joder, qué os habréis creído. Con lo putas que no sois, no sé qué esperáis, joder.

¡Denuncia, mujer! Si no denuncias no podemos ayudarte… Y si denuncias, tras tener que aguantar que a ti como víctima te traten tanto en juzgados como en comisaría sin ningún tipo de respeto ni humanidad, acabas tan absolutamente destrozada de un proceso largo, desquiciante y extenuante en el que te hacen sentir que te están juzgando a ti y no a tu agresor… Tras vivir un calvario de cuatro años, conseguir escapar de él y lograr denunciar que

El acusado le ha golpeado con cables, palos, un cinturón y un cuchillo. También le ha puesto una almohada en la cara impidiéndole respirar» (…) «La ha maltratado físicamente de manera habitual. La ha atado de pies y manos y la ha encerrado en un armario. En algunas ocasiones la empujó contra la pared. No le permitía ducharse y le quemó el pelo con un mechero.»

Algunos de esos episodios, que incluían la obligación de la víctima de pedir perdón de rodillas, fueron presenciados por sus padres sin que ambos hicieran nada por impedirlo.

Para cuando consigues que en la justicia de este país alguien te medio crea, y menos mal que él confesó que si no igual ni por esas, acabas tan absolutamente agotada de todo, tienes tantas ganas de que esta tortura termine de una vez, que acabas aceptando un acuerdo extrajudicial en el que el maltratador ACEPTA, como si te hiciera un favor, una condena de 21 meses de cárcel, que ni siquiera cumplirá porque carece de antecedentes penales. Y a los padres del agresor, una multita de 900€ por presenciar los malos tratos psicológicos y físicos y no hacer nada, no socorrer a la víctima, y por haber criado a un monstruo que es un jodido peligro. Conducir bajo los efectos de las drogas sin llegar a causar víctimas tiene penas más duras.

Pero claro, las maltratadas y violadas no son más que mujeres, ¿a quien coño le importa una mierda?

Autora: Amanda Charchian
Autora: Amanda Charchian
Después decís que soy una jodida feminazi que odio a todos los hombres. No odio a los hombres:

  • Odio a esta justicia que nos deja desamparadas, que cree que mentimos por sistema y nos inventamos las agresiones, las pruebas, los testigos, los partes médicos, los peritajes, los informes psicosociales y la virgen santísima.
  • Odio a los policías que animan a las víctimas a que no denuncien y que tienen tan poco tacto que te dicen que los partes de lesiones no demuestran nada «porque a lo mejor a ti te va ese rollo«.
  • Odio los juzgados colapsados y sin recursos que hacen esperar a las víctimas en una sala durante horas con los nervios desquiciados, compartiendo sala de espera con otras víctimas y a veces incluso también con otros acusados y sus abogados.
  • Odio a los abogados que para defender a sus clientes utilicen estrategias que se resumen en «aquí lo que pasa es que eres un poco puta» y odio que ese tipo de estrategias funcionen porque de lo contrario no las utilizarían.
  • Odio a los jueces que deniegan órdenes de protección y después no tengan el más mínimo remordimiento de conciencia cuando aquellas a quienes deberían proteger son asesinadas.
Evolución del número de denuncias por violencia de género con medidas de protección y sin medidas de protección.
Evolución del número de denuncias por violencia de género con medidas de protección y sin medidas de protección. Fuente: El Diario

 

¡Denuncia, mujer! Si no denuncias no podemos ayudarte

¡Denuncia, mujer! Si no denuncias no podemos ayudarte #2

¡Denuncia, mujer! Si no denuncias no podemos ayudarte #3