Autora: Brooke Shaden
Autora: Brooke Shaden

 

Visto en el muro del Demonio Blanco en Facebook:

«No juzgo a las personas según su credo, etnia o sexo, la juzgo según su gramática, ortografía, sintaxis y expresión«.

Lamento obliterar tu pequeña burbujita de ostentación, pero el prejuicio lingüistico está intrínsecamente unido al racismo, clasismo, sexismo, xenofobia y capacitismo.
—Samanticshift en Tumblr.

‪#‎YoConfieso‬ que este es uno de los prejuicios que más me cuesta quitarme. No puedo con la gente que hace pública ostentación de ignorancia, si la exhiben con orgullo me supera.

He nacido en un barrio duro, en una familia de clase media baja, he tenido que aguantar insultos en el colegio desde que era muy pequeña por «empollona» y «cerebrito». Y ver a la gente de mi generación lucir con orgullo las faltas de ortografía como si fuesen heridas de guerra, escribiendo desde un móvil que cuesta un mes entero de su sueldo, me crispa los nervios y me pone de mal humor. Tolero muy mal a la gente que me dice que no lee nunca, porque a mí en el patio me han quitado el libro que estaba leyendo y me lo han tirado a un charco. Me irrita la gente que aunque haya incluso terminado el instituto, sigan escribiendo de tal manera que me pregunto cómo es posible que obtuvieran el graduado escolar en la misma época que yo, y aún me irrita más que lo justifiquen con frases del tipo «escrivo mal pq escrivo rapido pero mesentiende lo q kiero dsir y tu eres una listiya k t crees +lista k nadie«. Mira, no, me cuesta mucho ser tolerante con esto. Di que tengo prejuicios por resentimiento, que me da igual, es que no puedo, me supera.

He tenido compañeras de clase que han dejado el colegio a los 13 años porque se casaban al año siguiente. He tenido compañeras de instituto que se quedaron embarazadas a los 16. He tenido compañeros de clase que no podían estudiar y apenas descansar porque antes de entrar al colegio o bien después de terminar las clases tenían que ayudar a sus padres en el mercado o con la chatarra. He tenido compañeros de cole que no podían pagar ni la beca del comedor. No puedo ni imaginarme la discriminación y el racismo que tendrán que enfrentar estos compañeros de adultos, y antes me corto una mano que reírme de ellos. No es de ellos de quienes que estoy hablando, sino de quienes estaban en situaciones parecidas a las mías.

Me cuesta comprender que gente con quien me he criado y me consta que su situación y la mía eran muy parecidas, viva unas opresiones tan distintas de las mías que justifiquen esa ignorancia que lucen con orgullo, salvo cuando es algo muy muy muy obvio. Me cuesta entender que gente de mi misma generación, de mi mismo barrio, de mi misma clase social, que han ido conmigo al colegio, que han terminado el instituto en los mismos años que yo, que han tenido las mismas dificultades en casa que yo, con unos padres igual que los míos que lo único que leían era la revista Pronto, que las pasaban tan jodidas para llegar a final de mes como nosotros… vivan unas opresiones tan distintas de las mías que justifiquen haber desperdiciado todos esos años de educación básica y se sientan orgullosos de ello, y aún nos sigan insultando a quienes somos capaces de poner correctamente al menos 3 de cada 4 acentos. Y me hierve la sangre de ver cómo han desperdiciado talento simplemente porque estaba «mal visto».

 

Autora: Lita Cabellut
Autora: Lita Cabellut