Estoy leyendo el libro de Vicente Garrido Genovés, Cara a cara con el psicópata, y me estoy encontrando algunas perlas que me dejan patidifusa, cuando no directamente me ponen los pelos de punta.

La primera fue esta: «Se confesó culpable de los asesinatos de 5 mujeres (…) Entre medio asesinó también a 3 prostitutas.» Ahá. Todo en orden. Porque todo el mundo sabe que las prostitutas no son mujeres, son cosas que uno asesina mientras hace otras cosas. En palabras de Karolina ZB: Ya es bastante escandaloso que los feminicidios cometidos contra las prostitutas no sean contabilizados como Violencia de Género en los números oficiales del Estado. Pero lo de no enmarcarlas si quiera en la categoría de «mujer asesinada», ya es para bajarse de este mundo, de verdad…

 

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La segunda ha sido esta otra: «no hubo violencia pero la chica se puso histérica«. O sea, un tipo entra en tu habitación de noche, te corta las bragas mientras estás dormida, se masturba sobre ella… Y no hay violencia, es que te pones histérica por nada. Muy bien.

 

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Por supuesto, el victim blaming no puede faltar: si te enamoras de un psicópata pese a las señales tan evidentes, la culpa es obviamente tuya por meterte en la boca del lobo, y la responsabilidad de librarte de su influencia es también únicamente tuya. Que todos los indicadores sociales vayan encaminados a desactivar tus alertas mentales y hacerte creer que exageras, es algo irrelevante cuando no tienes visión de género y tu enfoque es puramente liberal y basado en la responsabilidad individual sin contemplar la presión de grupo.

 

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El señor que afirma esta cosas, Vicente Garrido Genovés, es un doctor en Psicología, diplomado en Criminología y profesor titular en la Universidad de Valencia. Ha sido consultor de Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia en Latinoamérica, y un firme impulsor de los programas para tratar a jóvenes y adultos violentos, incluyendo agresores sexuales y delincuentes psicópatas. Y, pese a su dilatada experiencia, tiene una enorme carencia en visión de género. Vale que la primera edición del libro es del 2004, pero no hay excusa, me parece muy fuerte dejar caer que las prostitutas no son mujeres; y que una mujer que se despierta y se da cuenta de que un desconocido ha entrado en su habitación de noche, le ha cortado las bragas mientras dormía y se ha masturbado sobre ella «se puso histérica».