Esa es la pregunta que planteó para el informativo de ayer Público al Día, a dos mujeres feministas y muy vinculadas al mundo árabe.

¿Se puede ser feminista y usar hiyab?

Bajo mi punto de vista, la pregunta está mal planteada, por dos motivos. En primer lugar, por la puta manía de querer ir repartiendo carnets de feminista. STOP IT. Se puede ser feminista y llevar hiyab como se puede ser feminista y llevar tacones, faldas y maquillaje. Todas lidiamos con nuestras propias contradicciones individuales. En las sociedades patriarcales, las mujeres sobreviven como pueden y las estrategias que desarrollan en sus contextos personales no son relevantes más allá de la anécdota. Y aquí venimos al segundo motivo por el cual la pregunta está mal planteada. Porque lo relevante no son las acciones individuales, sino la dimensión social social del fenómeno que estamos analizando: un fenómeno atravesado por el género que toma los cuerpos de las mujeres como rehenes. Así, lo cuestionable aquí no son las acciones individuales (llevar hiyab) y cómo repercute esto en su puntuación individual en el feministómetro (¿cuántos puntos de feminista te da o te quita?). Como feministas, deberíamos poner el foco en el fenómeno que estamos cuestionando, y no cuestionar a las mujeres por sus acciones individuales o por sus opiniones personales. Perdondad la autocita:

No, las feministas no les decimos a las mujeres lo que tienen que hacer ni cómo tienen que comportarse. Las feministas analizamos el mundo en que vivimos, nos cuestionamos las relaciones de poder que tenemos naturalizadas, nos preguntamos por qué hacemos lo que hacemos, y lidiamos con nuestras propias contradicciones.

Queremos cambiar el mundo en que vivimos y hacerlo más justo, más igualitario y menos violento, pero no queremos cambiar la sociedad diciéndole a la cada mujer individualmente lo que tiene que hacer. No censuramos ni prescribimos comportamientos individuales para circunstancias personales.

Por supuesto que se puede ser feminista y usar hiyab. Se puede creer en la igualdad entre hombres y mujeres, en la lucha de las mujeres por liberarse y ser las únicas soberanas de nuestros cuerpos y de nuestras vidas.. y a la vez tener unos padres musulmanes, una familia volcada en la protección de la castidad de sus hijas y un entorno hipervigilante. ¿Dónde está la contradicción? Del mismo modo, se puede creer en la lucha de las mujeres por liberarse del sometimiento a los deseos y necesidades de los hombres, y a la vez trabajar como azafata de vuelo y vivir sometida a la tiranía de los tacones, el maquillaje y el peinado que la compañía impone, porque de algo hay que vivir. No veo la contradicción: veo la adaptación individual a un sistema patriarcal. No se nos puede pedir que seamos heroínas todo el tiempo. Cada una libra esta lucha con sus propios recursos y llega hasta donde puede.

La pregunta correcta es: ¿se puede, desde el feminismo, reivindicar el hiyab como elemento empoderante? Esa es la pregunta para la que yo no tengo una respuesta que pueda decir que está 100% libre de prejuicios. Mi intuición me lleva a decir que NO, que desde posiciones feministas no se puede reivindicar un elemento concebido para someter a la mujer, recluirla, despersonalizarla y coartar su libertad, como un elemento empoderante individualmente. Aquí deberíamos acudir al significado político del concepto «empoderamiento»:

El proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos, lo que supone que es necesario lograr el empoderamiento económico. El término se aplica a todos los grupos vulnerables en un proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, tienen visión y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones que viven.

Así que no lo veo, no veo cómo el hiyab puede defenderse como empoderante desde posiciones feministas. No me encaja cómo un elemento concebido para establecer una barrera más que simbólica, material, entre las mujeres y el resto del mundo, puede conceptualizarse desde el empoderamiento de la mujer.

Pero más allá de mi opinión personal, y mucho más allá de si optar por una opción u otra te da más o menos puntos de feminista, al debate al que me gustaría asistir es otro. Conozco las explicaciones que se dan del fenómeno del tipo reivindicación identitaria y cultural, desde postulados feministas antiracistas y decoloniales. Es simplemente que las piezas no me terminan de encajar.

En cualquier caso, lo que quería poner de manifiesto con este texto es la necesidad de cambiar el enfoque: de uno que permanentemente culpabiliza a las mujeres por sus decisiones individuales y las cuestiona en su compromiso político, a otro en el que lo que se problematice y se deconstruya sea la dimensión social y no individual de cada fenómeno dentro de su contexto. Por eso la pregunta ¿se puede ser feminista y usar hiyab? es irrelevante más allá de la anécdota, la pregunta interesante y que nos aportaría respuestas y un análisis en profundidad es ¿se puede, desde el feminismo, reivindicar el hiyab como elemento empoderante? 

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