Me gustaría empezar esta entrada citando una frase del profesor Antoni Estradé, que me parece que resume a la perfección el mensaje que quiero transmitir:

«La paradoja (en ciencias sociales) puede ser de utilidad pues su carga crítica la predispone a romper moldes, y es capaz de abrir rendijas en los sistemas interpretativos hasta entonces dominantes, poniendo de manifiesto dimensiones de la realidad que estos no contemplaban, o sugiriendo relaciones que, a partir de los esquemas habituales, nunca se nos hubieran ocurrido«.

Quienes, desde las ciencias sociales, nos hemos enfocado en analizar el fenómeno de la violencia de género, con frecuencia escuchamos frases pronunciadas desde «el sentido común» (es decir, desde los valores socialmente dominantes alejados del análisis científico) etiquetando a los hombres que asesinan a sus parejas como «locos», «enfermos» o «dementes», personas con problemas mentales, en definitiva. La «sabiduría popular» no contempla que, antes de llegar al punto en que la violencia explota y se hace visible, una relación marcada por la violencia de género ha pasado por muchas etapas, habitualmente décadas de maltrato invisible para la sociedad porque es coherente con un sistema patriarcal en que el hombre exige un respeto que se le debe en tanto que superior, y solamente respetará a la mujer si ella se hace merecedora de su respeto (están incorporadas a nuestro lenguaje expresiones como «una mujer debe hacerse respetar«).

En ese marco de convivencia en que el hombre exige respeto por defecto mientras que la mujer debe ganárselo con esfuerzo, el hombre que maltrata a su pareja no busca hacerle daño o infligirle dolor como objetivo[1]. Citaré un par de ejemplos recientes, aparecidos en mayo y julio de este año 2019 en los medios de comunicación:

Para estos hombres, y para quienes maltratan a sus parejas, la violencia es un medio, no un fin. El objetivo es lograr la sumisión y el sometimiento, no el dolor. De hecho, el sueño de cualquier maltratador es que su pareja se someta a su voluntad siempre sin que él tenga que poner en marcha los mecanismos para ejercer la violencia que ha aprendido no solo a ejercer, sino también a lograr que pasen desapercibidos en la sociedad, de tan integrados que están.

Así, la violencia de género NO es producto de la enfermedad mental de los agresores. No hay ningún estudio (o yo no conozco ninguno al menos) que relacione violencia de género y problemas de salud mental, salvo en el caso de la probabilidad de sufrirla como víctima, que se multiplica por cuatro[2] según un estudio de la Confederación Española de Salud Mental publicado en 2017. La violencia de género es la consecuencia de un sistema de valores en el que los hombres exigen respeto a su autoridad mientras no respetan a las mujeres ni las consideran sus iguales, en el que la palabra del hombre es ley y la de la mujer es sistemáticamente puesta en duda, en el que los hombres tienen derecho a imponer su voluntad mediante métodos coercitivos si es necesario, y en el que las mujeres ya no aceptan de buen grado ese tutelaje masculino que pretende mantenerlas en perpetua minoría de edad.

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Notas al pie

[1] A este respecto, véase por ejemplo “El rompecabezas. Anatomía del Maltratador” (Lorente Acosta, 2004) o “Mi marido me pega lo normal. Agresión a la mujer: realidades y mitos” (Lorente Acosta, 2001)

[2] El 75% de las mujeres con problemas de salud mental ha sufrido violencia en el ámbito familiar o en su pareja. La federación vasca FEDEAFES ha realizado un estudio que asegura que las mujeres con trastorno mental grave se enfrentan a un riesgo de dos a cuatro veces mayor de sufrir violencia por parte de su pareja o expareja. (Confederación Española de Salud Mental, 2017)

 

Bibliografía

Antena3 noticias. (30 de mayo de 2019). Asesta 26 puñaladas a su expareja y dice que era por asustarla. . Obtenido de Antena3 noticias: https://www.antena3.com/noticias/sociedad/asesta-26-punaladas-a-su-expareja-y-dice-que-era-por-asustarla_201905305cefc8e60cf21b72629f5f14.html?fbclid=IwAR28_eiVhHHmHVGzgkuxlamnkqZkAaIoBc2AOXEUUmcREiuvJSZuYXinkXI

Confederación Española de Salud Mental. (15 de junio de 2017). El 75% de las mujeres con problemas de salud mental ha sufrido violencia en el ámbito familiar o en su pareja. Obtenido de Confederación Española de Salud Mental: https://consaludmental.org/general/mujeres-problemas-salud-mental-violencia-pareja-33145/

García, C. (25 de julio de 2019). La Audiencia de Jaén no ve «ánimo de matar» en el hombre que asestó tres puñaladas a su mujer. Obtenido de Cadena Ser: https://cadenaser.com/emisora/2019/07/25/radio_jaen/1564058630_335478.html

Lorente Acosta, M. (2001). Mi marido me pega lo normal. Agresión a la mujer: realidades y mitos. Barcelona: Editorial Planeta.

Lorente Acosta, M. (2004). El rompecabezas. Anatomía del maltratador. Santa Perpetua de la Mogoda: Editorial Crítica.

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