Son dos frases que los negacionistas de la violencia de género repiten a menudo. Y puede parecer de sentido común, si no reflexionamos demasiado sobre el tema. «Toda violencia es violencia». Correcto. ¿Y? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Que tenemos que tratar por igual todos los tipos de violencia? ¿Que no existen diferentes tipos de violencia? ¿Que las diferencias entre los distintos tipos dan igual? ¿Que debemos renunciar a comprender el fenómeno, con sus peculiaridades y sus matices? ¿Que debemos tratar igual todos los tipos de violencia, a todos los niveles? ¿Debemos tratar igual a un adulto que maltrata a un niño, al niño que le hace bullying al compañero de clase, al adolescente que le hace la vida imposible a sus padres, o al neonazi que sale con sus colegas de cacería nocturna? Si «toda violencia es violencia», ¿debemos renunciar a entender las características diferenciadas de cada tipo de violencia? ¿Debemos renunciar a abordar de manera diferente la violencia del adolescente que maltrata a su madre, la del niño que acosa a otro en el colegio, o la de la cuidadora que maltrata a una persona mayor o dependiente a su cargo, o la de los chavales hasta el culo de sustancias legales e ilegales que se lían a navajazos en una batalla campal a la salida de una discoteca? ¿Hay que tratar todos esos casos por igual, porque «toda violencia es violencia»? ¿O por contra deberíamos estudiar, atender y evitar (en la medida de lo posible) cada tipología de manera independiente, teniendo en cuenta las características propias de cada fenómeno?

Si nadie dice que «la violencia no tiene edad» y admitimos sin mayor problema la necesidad de un enfoque específico para abordar la violencia en la infancia, y contra la infancia; si cuando tratamos de abordar la problemática del bullying nadie pretende que estemos criminalizando a todos los niños; si cuando hablamos de niños violentos los adultos no se sienten interpelados (y eso que deberían en tanto que agentes socializadores primarios y modelos a imitar), ¿por qué cuando hablamos de violencia machista hay ese empeño en pretender que estamos criminalizando a todos los hombres? Si entendemos que las criaturas sometidas a maltrato necesitan un abordaje integral para intentar resolver los estragos que causa el maltrato más allá del moratón puntual… ¿por qué ese empeño en afirmar que la violencia no tiene género cuando hablamos de violencia machista?

Si la violencia no tiene género, ¿por qué el 95% de los crímenes violentos cometidos en el mundo son cometidos por hombres? ¿Por qué más del 90% de los presos por delitos violentos en las cárceles españolas son hombres? No es ni genética ni biología: es socialización.

Decimos que la violencia de género es aquélla que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. ¿Qué significa eso? «Por el mero hecho de ser mujer» implica tener que comportarte de acuerdo a tu rol de mujer, a lo que tu pareja espera de ti como mujer, a las expectativas, a la idea previa de cómo funcionan las relaciones entre hombres y mujeres y cómo espera él que se comporte su mujer en ese contexto, y por lo tanto a lo que tiene derecho él como hombre. Los roles de género que son una construcción social, que responden a lo que la sociedad espera de cada uno de los miembros de la pareja y que por eso son tan difíciles de desarraigar. Y que no se dan en otro tipo de relaciones de forma sistémica. Por eso decimos «por el mero hecho de ser mujer».

Si tenemos claro que la violencia racista y la violencia homófoba tiene unas manifestaciones muy evidentes, con un componente ideológico que lo atraviesa, que es la manifestación del odio hacia un colectivo por sus características intrínsecas, ¿por qué ese empeño en negar el machismo como componente ideológico que atraviesa el fenómeno de la violencia de género? No hay debate social respecto a la categorización de los crímenes de odio racial o la violencia homófoba, incluso aunque VOX proponga sacar los crímenes de odio del código penal, ni siquiera los ultras han hecho demasiado hincapié en esa medida en comparación con su campaña por tierra, mar y aire para lograr derogar la Ley Integral contra la Violencia de Género que han convertido en su razón de ser.

Abolir la LIVG es su propuesta estrella, el germen de su nacinamiento en la asociación GenMad que defiende a hombres denunciados por maltratar a sus parejas. El negacionismo de la violencia de género sí tiene espacio en los debates sociales, en las tribunas políticas y en los medios de comunicación. El mantra «toda violencia es violencia» y «la violencia no tiene género» como método efectivo para intentar neutralizar cualquier análisis sobre el fenómeno de la violencia machista).

Cuando decimos que el machismo es la ideología que atraviesa los crímenes cometidos bajo el paraguas de la denominación «violencia de género», no lo decimos porque consideremos que cualquier agresión de un hombre a una mujer ya sea automáticamente una agresión machista y violencia de género. Nos referimos a la violencia machista cuando el agresor había exigido a la víctima un comportamiento determinado en función de una manera muy concreta (y machista) de concebir las relaciones entre hombres y mujeres, y que la víctima no se ajustara a ese patrón. Nos referimos a la violencia machista cuando el agresor la utiliza no para provocar daños físicos, sino con el objetivo de controlar a la víctima y que esta se someta a su voluntad, que actúe de la forma en que él espera que debe comportarse por ser mujer; y la violencia se dispara cuando la víctima no encaja en ese molde. En otras palabras: el agresor pretende someter a la víctima para que se comporte como él considera que debe comportarse una mujer con un hombre. Y al no ajustarse a ella a ese canon estereotipado en el que pretende encasillarla, utiliza la violencia física, verbal, psicológica, económica y/o sexual para someterla por la fuerza.

Por eso decimos, de forma resumida, que nos agreden por ser mujeres. Por ser mujeres, exigirnos que nos comportemos como deben comportarse las mujeres dentro de esa cosmovisión machista, y al no encajar en el rol que nos quieren imponer, nos agreden al creer que tienen derecho como hombres a exigir de nosotras un comportamiento concreto respecto a ellos. Desde vestirnos de una forma no autorizada, no hablar o no relacionarnos con quienes ellos consideren, a no abandonarles cuando hemos decidido poner fin a la relación.

¿Por qué esto, que a mí me parece tan sencillo de entender, se intenta negar? ¿Por qué ese empeño en que la ley contra la violencia de género criminaliza a los hombres por ser hombres, cuando lo que hace es proscribir un modelo concreto de relación caracterizado por la violencia? ¡Eso no es «ser hombre»! Si es tu caso, es necesario que sepas que hay otras formas d relacionarse que no incluyen la violencia ni la coacción para obtener el sometimiento de la otra persona a tus deseos y a tu voluntad. Tu visión estrecha de las relaciones no es la única posible.

4 comentarios

  1. Estoy bastante de acuerdo…pero el problema sigue sin resolverse

    Y no creo que VOX que ha nacido hace poco sea el responsable

    1. No he dicho que sea responsable. Es parte del problema, y ayuda a agudizarlo. VOX ha venido a dinamitar los consensos sociales, y le da voz a un sector social minoritario pero muy ruidoso.

  2. Cien por cien de acuerdo. De todos modos en la red donde estoy (Mastodon) tengo discusiones con los antifeministas que cuando comentas esta línea de pensamiento me saltan con el argumento eterno de los infanticidios.

    Les digo cosas como las del enlace

    https://maldita.es/malditodato/las-cifras-falsas-de-ninos-asesinados-por-mujeres-que-utiliza-espinosa-de-los-monteros-vox/

    pero sería interesante que hicieses un artículo sobre este tópico…. te parece?

    Un abrazo

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