Los buenos líderes de empresa dominan el arte de dirigir con inteligencia emocional y sin duda alguna esto redunda en un incremento notable en las ventas de la compañía.

Si un empleado es feliz en su puesto de trabajo, está motivado y recibe energía positiva de sus superiores, mejora sus competencias, se esfuerza por hacer bien su trabajo, se fusiona con su producto, se compromete con los objetivos de la compañía, toma la iniciativa, se preocupa por innovar y utiliza sus mejores estrategias para ayudar a su empresa a conseguir sus logros. Cuanto mas felices somos más rendimos en el trabajo.

¿Cuantas veces hemos visto a amigos y familiares o nosotros mismos hemos estado manipulados por un equipo de dirección que nos ha desmotivado, que no tienen empatía en sus relaciones con los empleados y hemos comprobado cómo nuestra productividad bajaba a límites insospechados, que nuestra iniciativa e innovación desaparecía, que habíamos pedido la ilusión por el trabajo y cada lunes se convertía en un suplicio levantarse para ir a trabajar?

Como dijo aquel “no hace falta que me motives, pero no me desmotives”

Los empleados satisfechos son los mejores vendedores (…)

Un empleado que no es feliz y está desmotivado dificilmente podrá trasmitir felicidad y buenas vibraciones a sus clientes y consumidores. No será capaz de vender su compañía porque en el fondo subyace una falta de creencia en la empresa. Es importante añadir que el índice de absentismos en las empresas es mucho mayor cuanto menos feliz es la plantilla.

Visto en el blog de Fátima Martínez López.

Y ahora me explicarán si el ambiente que se respira en las empresas que apliquen la reforma laboral será el idóneo para tener empleados felices, eficaces, que transmitan pasión por lo que hacen y capaces de «vender» su empresa. Digamos que si te bajan el sueldo arbitrariamente hasta un 30%, si te cambian el horario de un día para otro con un lo tomas o lo dejas como argumento de peso, si ni a ponerte enfermo tienes derecho, y ojito porque en cualquier momento te enseñamos dónde está la puerta… ya me dirás si con ese ambiente puede uno estar motivado y «vender su empresa» con pasión.