Lo que de verdad escandaliza a la gente no es que haya políticos que roben. Los hay también, por ejemplo, en Alemania o EEUU. Lo que pone de los nervios a todo el mundo es la impunidad.
Es ver a Jaume Matas esperando en su casa la respuesta del Tribunal Supremo a su recurso cuando ya no hay presunción de inocencia que valga, ni siquiera en sentido jurídico, porque ha sido condenado en primera instancia. Es ver los años que tardó la Justicia en llevar el caso de financiación ilegal de Unió a un desenlace. Es ver al alcalde de Sabadell regresar a su despacho del Ayuntamiento jaleado por el PSC. Es ver a Artur Mas decir que la imputación formal de corrupción no es de por sí un asunto tan grave. Es ver a Carlos Fabra jugando con la Justicia durante años. Es ver a la imputada alcaldesa de Alicante que sigue asignando contratos a empresas dirigidas por imputados. Es ver a un tesorero tras otro del PP implicado en asuntos turbios de sobornos. Es ver cómo el caso de la financiación ilegal del PP madrileño a través de la Fundación Fundescam desaparece en las tuberías de la Justicia a causa de la siempre oportuna prescripción. Es…, bueno, la lista sigue y es tan larga como deprimente.
Por Íñigo Sáenz de Ugarte: Por qué Rubalcaba (y todos los demás políticos) no se entera de nada cuando habla de corrupción.