Mira, ya me tenéis harta. La calle es de todos, y al que no le guste, dos piedras.
# Enfrente de tu casa hay una obra. Sales del portal y los obreros te piropean. Escrache. Te aguantas.
# Le debes pasta a alguien. Sales de tu casa y te encuentras al cobrador del frac. Escrache. Te aguantas.
# Lo dejas con tu novio. Él quiere volver. Te manda a la Tuna de Derecho para que te toque Clavelitos bajo el balcón de tu casa, encabronando de paso a la mitad de los vecinos del bloque. Escrache. Te aguantas.
# En el barrio han abierto una nueva pizzería. Tu portal amanece lleno de pegatinas del negocio y un tío vestido de pollo insiste en darte un papelito publicitario. Escrache. Te aguantas.
# Llaman al timbre de tu casa. Correo comercial. Dejan los buzones a petar de publicidad del súper del barrio. Escrache. Te aguantas.
# Ding-Dong. Tocan al timbre. Hola buenas, somos de Endesa, venimos a ofrecerle mejorar su factura de la luz. No, gracias, no me interesa cambiar de compañía, adiós muy buenas. Escrache. Te aguantas.
# Domingo por la mañana. Llaman a la puerta de tu casa. Son los Testigos de Jehová que vienen a traerte la palabra de Dios. Escrache. Te aguantas.
# Es tiempo de elecciones. Militantes del partido rojo, del partido azul y del partido verde vienen por el barrio, tocan a los timbres, «hacen el puerta a puerta». Vienen a traerte el voto a tu casa, te llenan el buzón con propaganda de su partido, te llaman por teléfono. Escrache. Te aguantas.
# Eres un político y tienes que votar la ILP sobre la ley hipotecaria. Vienen a tu portal y lo llenan de pegatinas con la frase «Sí se puede / pero no quieren». Sales a la calle y un grupo de personas te grita y te insulta. Escrache. Te aguantas.
El domicilio es inviolable (mientras pagues la hipoteca) pero la calle es espacio público y es de todos. Así que si no te gusta que vayan a la puerta de tu casa a quejarse de las políticas que se llevan a cabo con tu voto y nos afectan a todos, si no quieres que tus representados, la gente para la que trabajas y que te paga el sueldo vaya a decirte cuatro cosas, o te aguantas y entiendes que va con el cargo, o dimites y fundas un club de petanca, pero no me llores.