Pensamiento positivo del día: deja de numerar los posts con ordinales o vas a acabar con títulos impronunciables, al tiempo. Y si no, mira el Peluche por dónde va ya. ¿Es que quieres acabar así?
Los primeros minutos después de saber que estás despedida son de desconcierto y mucho susto. Te acaban de decir eso de agárrate a la brocha que me llevo la escalera y tu mente entra en modo pánico, buscando estrategias de supervivencia desesperadamente.
El primer día que amaneces como parada oficial, ese día en que aún suena el despertador porque no se te ocurrió desactivarlo, pero da igual porque no tienes prisa por saltar de la cama, no tienes ningún sitio a dónde ir tan temprano… Es duro. El primer día en el paro debería servir para reflexionar. ¿Qué quiero hacer con mi vida a partir de ahora? ¿Cómo voy a enfocar mi carrera a partir del punto en que me encuentro? Y ya puestos, ¿en qué punto me encuentro, que estoy más perdida que un hijoputa el día del padre?
Si el primer día es de reflexión, el segundo es de organización. Quitarle el polvo al despacho y prepararte para pasar un montón de horas frente al ordenador navegando en portales de empleo, en los hashgtags de twitter, en las alertas por RSS, en Portal Parados y en donde se te ocurra.
Una vez que has tenido tiempo para pensar, toca ponerse manos a la obra. Empiezas por lo más básico:
- Actualizar el curriculum con la nueva experiencia adquirida
- Darle un repaso al perfil en Linkedin
- Recuperar las contraseñas de los portales de empleo
- Actualizar tu información de contacto en todas las redes sociales. Que quien quiera llamarte, tenga cómo localizarte.
- Editar la bio de about.me para que se vea un poquito más profesional.
- Pones a punto el blog, que amenaza con hacerse peligrosamente monotemático-
- ¡Y hacerte una foto nueva para el curriculum! ¿Si le pongo un filtro de instagram, quedará demasiado fucking hipster?
Una vez liquidado lo básico, ya te puedes poner en plan PRO. Ahora lo que se lleva no es el clásico Curriculum soso y aburrido donde explicas con pelos y señales que estudiaste en los salesianos con nota media de notable hasta que llegaste al COU y luego, claro, ya se sabe. Y toda tu trayectora profesional desde que tuviste tu primer empleo como canguro a los 16 para comprarte aquellos Levi’s que tu madre se negaba a financiar y con tu paga no te llegaba. No. Ahora todo eso está desfasado. Lo que se lleva ahora es el curriculum llamativo, basado en skills y en formato infografía. ¡A currárselo!
Como la capacidad de síntesis está claro que no está entre mis habilidades más destacables (¿qué pasa? El blog es mío y me lo follo cuando quiero), voy a descartar Vine por motivos obvios. Por suerte, Maripuchi compartió el año pasado una docena de webs para crear un curriculum llamativo. Es probable que ahora ya no funcionen todas y hayan aparecido otras nuevas, pero es una buena forma de empezar.
Os voy a confesar un secreto: tengo la sospecha de que esas infografías y esos curriculums chachipirulis al que le molan de verdad es al CEO de la startup, una vez que ya has pasado las dos primeras cribas. Me pongo en el pellejo del responsable de Recursos Humanos, con 200 curriculums para cada vacante, y solo con que el 20% le hayan hecho llegar cositas creativas (si no es para un puesto directamente relacionado que te permita usar tu curriculum para lucirte, como diseñador gráfico o director de arte) y tenga que ponerse a descifrar dibujitos. gráficas chungas y a quemarse las pestañas para encontrar la información útil que le diga si eres apto o no para el puesto, le puede dar un ataque… Probablemente los 5 primeros curriculums en este formato le llamarán la atención y le parecerán muy cuquis, del quinto sexto al décimo empezará a poner los ojos en blanco, y los 30 restantes irán directos a la papelera mientras aumenta su grado de desesperación. Una cosa es destacar y sorprender, y otra hacerle perder el tiempo por puro vicio a quien tiene en sus manos tu futuro. Es gente que ha estudiado relaciones laborales (psicología en el mejor de los casos), que se empolla tochos infumables y que la reforma laboral no la lee en El País sino en el BOE. Ya tendrás ocasión de demostrar que molas. Primero pónselo fácil.
Nada, yo, dos versiones de mi curriculum: la clasicona y práctica para el de recursos humanos, y la epatante para el CEO y para el director de Marketing. Target distinto, packaging diferente, imagen diferente, comunicación diferente, enfoque diferente. ¿Qué? ¿Soy buena, o no soy buena?