El hombre maltratador no nace, se hace. Sus golpes en la mesa, sus insultos, sus desprecios, sus palizas y sus asesinatos no vienen codificados en los genes. Tampoco dependen de su etnia, ni del nivel intelectual, ni de la posición económica, ni de sus adicciones. El hombre maltratador tiene al miedo como aliado y al sexismo como cómplice: «el perfil del hombre maltratador es el del hombre machista». Así de sencillo. Así de complejo.
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Mercedes Fernández-Martorell, en su libro ‘Ideas que matan’, coincide en este punto de vista y analiza cómo la tradición determina la estructura social machista y convierte en maltratadores a hombres que no saben resolver sus conflictos con la identidad masculina. De acuerdo con su estudio, «a veces un hombre maltrata a la mujer porque él vive conflictos personales y laborales en relación con los demás hombres, la que sus aliados le están poniendo en evidencia al marginarlo», escribe la autora.
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Independientemente de los soportes, uno de los aspectos más desconcertantes de la estructura mental de un maltratador es su forma de auto justificarse, de normalizar sus comportamientos. En todo momento son conscientes de que están haciendo daño a otra persona, sin embargo, no lo ven como algo incorrecto «porque consideran que es lo que realmente tienen que hacer», explica Luisa. «Tienen tan interiorizado que su posición es diferente a la de la mujer y que tienen que cumplir con su estatus» que, lejos que verse a sí mismos como maltratadores, se presentan como víctimas -del sistema, de su entorno directo, de su propia pareja-.

Fuente: Reportaje de El Mundo sobre violencia de género. Un video de menos de tres minutos pero muy interesante.