La delegada del Gobierno plantea la necesidad de reflexionar sobre el entorno de las víctimas, a las que el 81% de ellas recurre
MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) –
El miedo, la vergüenza y la poca conciencia del riesgo son las razones que más alegan las víctimas de violencia de género cuando se les pregunta por qué pese al sufrimiento padecido, no quisieron denunciar al hombre que se lo propinaba, una combinación que aparece también como explicación del por qué muchas de las que dieron el paso, acabaron retractándose.
Lo indica la macroencuesta sobre violencia de género encargada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) un estudio que pone contexto preguntando directamente a las mujeres a las cifras de procedimientos judiciales que analiza cada año el Observatorio especializado del Consejo General del Poder Judicial.
Con los datos del CIS, el 12,5 por ciento de la población femenina de 16 o más años en España ha sufrido alguna vez violencia de género. Sin embargo, el 40,8 por ciento no pidió ayuda a las instituciones y en casi siete de cada diez casos, la Policía no llegó a enterarse de lo que ocurría. Un 20,9% de las que sí denunciaron, además, acabaron por desistir.
En el 44,6 por ciento de los casos, las mujeres no denunciaron porque la violencia sufría tenía, en su opinión, «muy poca importancia o no era lo suficientemente grave», conforme contestaron al CIS. El 26,56 por ciento tenía «miedo, temor a las represalias» y el 21,08%, «sintió vergüenza, apuro, no quería que nadie lo supiera».
Figura además en los resultados de la encuesta que una de cada diez no denunció porque «carecía de recursos económicos propios» y en el 9,22 por ciento de los casos, porque «pensó que era su culpa». Hay también mujeres que decidieron callar por miedo a perder a sus hijos (8,36%), por pensar que no se creerían su denuncia (2,23%) o porque la pareja, o alguien más, la disuadió (3,92%).
«El paso a la denuncia sigue siendo muy difícil para las mujeres, por causas como el miedo, la vergüenza y la normalización de la conducta y porque denunciar a tu pareja tiene un grado de gravedad personal que lo hace muy complicado, hay que estar muy fuerte para hacerlo y seguir adelante», comenta la delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, en declaraciones a Europa Press.
LAS DENUNCIAS REPUNTAN, LAS RENUNCIAS TAMBIÉN
Atendiendo a los datos del Observatorio del CGPJ, las denuncias por violencia de género han estado en caída cinco años consecutivos hasta repuntar un 1,5 por ciento, durante el año pasado. Se registraron 126.742, aún por debajo de los niveles alcanzados en 2008 (142.125) o 2010 (134.105). Además, la tasa de mujeres que renuncian al proceso ascendió al 12,4%, frente al 12,25 que lo hizo el año anterior.
Sobre las renuncias se interesa también la macroencuesta y revela que en el grupo más amplio, la causa de retirar la denuncia fue que el maltratador «le prometió que no iba a suceder más». En otro tercio de los casos ella pensó que él podía cambiar o de hecho, notó que cambió, pero en un 28,59% directamente se retractaron por miedo, en un 20,82% por amenazas y en un 24,85%, porque el denunciado era el padre de sus hijos.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres, según el CIS, sí rompen el silencio. El 81% se lo contó a alguna persona de su entorno, que en más de la mitad de los casos (54,7%) era una amiga y en cuatro de cada diez, era su madre. Un tercio se lo confesó a su hermana, un 20% a su padre, un un 36,6% a otra persona de la familia, el 15% acudió a una vecina o una compañera de trabajo y el 25,6%, a un familiar de su maltratador.
LAS DENUNCIAS DE FAMILIARES, SÓLO EL 1,5%
La reacción más común que recibieron estas mujeres al hablar fue el consejo de abandonar la relación, al menos así fue en el 80,7% de los casos en que habían consultado a su familia, en el 84,6% en que pidieron consejo a sus amigas y en el 88,5% de las conversaciones con vecinas, compañeras o profesoras. Cuando consultaron a la familia del maltratador, sólo el 44% de las veces les aconsejaron que le dejara.
Este grado de conocimiento del problema en el entorno de la víctima destaca en comparación con las cifras del Observatorio, ya que sólo el 1,5 por ciento de las denuncias por violencia de género del año pasado, en línea con los anteriores, fueron instadas por familiares o allegados de las mujeres afectadas.
Preguntada por este asunto, la Delegada del Gobierno plantea la necesidad de hacer una reflexión a fondo sobre el papel de la familia y los amigos. «No sé qué les lleva a no invocar la ayuda policial, es algo que no sabemos, pero sí sabemos que lo están contando y que cada vez más, esa gente querida les aconseja salir de ahí y romper la relación», explica.
«Quizá deberíamos ayudar a la gente cercana a saber qué puede hacer , pensar en cómo conseguir que esas personas cercanas las ayuden a ser derivadas a una institución competente, una organización que las pueda asistir, o buscar ayuda oficial. Es una reflexión que hay que hacer», plantea la experta.
«TIENEN QUE SABER VERLO, SABER QUÉ HACER Y QUÉ DECIR»
En este sentido, destaca que el doble objetivo es que se reconozcan las señales de la violencia y que víctimas y allegados sepan cómo reaccionar. «Al final una persona que se encuentra con esto tiene que saber verlo, y qué hacer, y qué decir, y a donde ir con ella, y qué aconsejarla. Son dos elementos preventivos que hay que conseguir que lleguen a toda la población, y en eso estamos», explica.
Hernández recuerda que España ha avanzado mucho, está muy por debajo de la media europea en prácticamente todos los indicadores de violencia sobre las mujeres, e incide en que la lucha contra esta lacra es una carrera de fondo, un proyecto a largo plazo en el que no se puede bajar la guardia un sólo día y en el que también hay motivos de esperanza.
Cita en este sentido que «progresivamente se está consiguiendo más concienciación», destaca que la subida de las denuncias del año pasado ya no permite decir que se denuncia menos y apunta cambios de tendencia, como que «el 016 cada vez recibe más llamadas por violencias sutiles mientras antes, eran por violencias más extremas» o que se incrementen las llamadas de madres y amigas preocupadas tras una campaña de sensibilización sobre el impacto del maltrato en las más jóvenes.
«Todo lo que sea que la gente tome partido, es el camino a seguir, porque los poderes públicos y las fuerzas policiales pueden hacer lo que pueden hacer, llegan a donde llegan, pero todas las personas tenemos que ser centinelas», afirma.
Fuente: Europa Press