Las navidades pasadas fueron las navidades en que me doné el 80% de mis libros a la biblioteca municipal y a un centro cívico que tiene una sala de lectura y colabora con el centro de día para mayores. No es que me las quiera dar de especialmente generosa: es que después de la 5a mudanza en 10 años, aprendes lo útil que resulta desprenderte de lo material; y tras acabar hasta las narices de acarrear un número creciente de cajas de libros por todo el Vallés Occidental y el Baix Llobregat, decidí que se había acabado y que era absurdo conservarlos cuando alguien podría sacarles mejor partido.

Así que los organicé por temáticas y los dividí según mi criterio: llevé los ensayos sobre historia, política, psicología, sociología y economía a la biblioteca municipal, y las novelas a la sala de lectura del centro cívico.

Me quedé con menos de una cuarta parte, entre libros que aún no había leído y libros que por algún motivo concreto en ese momento quería conservar, y me hice el firme propósito de cambiar mis hábitos de lectura y pasar de leer casi todo el papel, a leer en digital. En la próxima mudanza, mis riñones agradecerán el cambio.

 

Me costó unos meses adaptarme, pero ha sido una buena decisión. Algunas conclusiones:

1. Me he gastado MUCHÍSIMO más en libros que antes. Y eso que normalmente las ediciones en digital que compro son bastante más baratas que las de papel, pero es que también compro muchísimo más que antes y se acumulan los libros por leer en el Tagus y en el iBook. Al no tener que desplazarme hasta la librería ni tener que volver cargada de vuelta a casamos, y poder comprar directamente en la web y descargar al iPad, tengo que autolimitarme o se me iría el presupuesto.

2. La web de La Casa del Libro está bastante más conseguida que la del FNAC para comprar online, las sugerencias y libros relacionados ayudan mucho. En cambio la sección de tienda del iBook es la cosa más horrorosa y menos vendedora del mundo, increíble que Apple la tenga tan descuidada. 

3. En cuanto a las aplicaciones de lectura, dado que son muy pocos los libros que vienen sin DRM al principio opté por usar las apps de las tiendas donde compro, lo que me da bastante por saco porque me obliga a tener la biblioteca en diferentes aplicaciones. El Tagus de Casa del Libro como app me parece la peste, tiene cosas tan absolutamente vomitivas como que solo puedas subrayar sobre el libro que estás leyendo si tienes conexión a internet en ese momento. ¿Pero qué estupidez es esa? Vale que los marcadores sean públicos, pero coño, déjame que lea y marque a gusto y que sincronice después. Pues no. Si no tienes conexión ya sea por wifi o 3G no subrayas. También me da bastante por saco de Tagus que no te permita saber cuántas páginas tiene el libro que estás leyendo y solo te muestre tu progreso en porcentaje. Y ya lo que me remata es que puedes filtrar por libros leídos, no leídos, leyendo, etc. pero no controla bien los status y cuando abres un libro simplemente para ojearlo, lo añade a la lista de «leyendo» y si lo cierras pata que no te aparezca en ese filtro, te lo marca como «finalizado» y no hay manera de indicarle que no, que no lo has leído aún. Creo que es de las cosas que más me encabronan de esa app, que parece desarrollada por gente que no ha leído un libro desde hace mucho tiempo. 

4. Aunque lo que ha hecho que dejara de comprar definitivamente en la Casa del Libro y me pasase al vil pirateo sin remordimientos ha sido encontrarme pdfs escaneados cuando pensaba que estaba comprando un ePub. Mira, no, lo siento, por ahí no paso, me parece inaceptable. Se escudan en que las editoriales los mandan así pero he encontrado gratuitos en ePub libros por los que había pagado y de los que una vez descargado de la librería me he encontrado que era un pdf chusco, así que no me vale como excusa. ¿Que qué importa? Importa mucho, más si eres una lectora compulsiva como yo. Hay enormes diferencias entre un ePub y un pdf, aunque para mí las más importantes son: el ePub permite cambiar el tipo de letra y el tamaño para leer con mayor comodidad, y permite subrayados y notas, mientras que el pdf no permite ninguna de esas cosas, lo que hace la lectura bastante más incomoda. Si encima lo que te venden no es ni siquiera un texto en digital a través del que poder hacer algo tan simple como una búsqueda por palabras, sino un texto escaneado con una calidad bastante pobre y al que encima le faltan páginas cuando la librería te asegura que te está vendiendo un ebook, dime a ver qué diferencia hay con descargártelo por ahí. Vamos, que no, que encontrarme estas cosas me ha jodido bastante y ha llevado a que no vuelva a comprar en la Casa del Libro.

5. Así que uso la web de la Casa del Libro para buscar, y acabo o bien comprando en iBook o descargando por otros canales poco recomendables. Para leer la aplicación que más me gusta de las que he probado es la nativa de Apple, iBook. Me parece la más cómoda y la única que he probado que me deja organizar los libros por temáticas.

Con todo, no me pasé 100% a digital hasta este verano. Y después de hacer balance, he descubierto algunas cosas curiosas:

  •  No solo gasto mucho más, es que también leo mucho más. He pasado de una media de 2 libros al mes en papel a 4 en digital.
  • Soy mucho más consciente de las temáticas y autoras que elijo. Desde el verano, de un total de 23 libros, 17 estaban escritos por mujeres.
  • He descubierto a autoras como Virginie Despentes, que me ha encantado. Es ácida, directa, tiene un sentido del humor brutal. Si tuviera que recomendar una sola autora de todas las que he leído este año, sería sin duda ella.
  • He leído varios libros sobre el mundo de la prostitución, desde investigaciones y estudios hasta testimonios directos. He leído a Montse Neira, a Valerie Tasso e incluso a la Despentes contar sus experiencias personales como prostitutas. Y también he leído los testimonios recopilados por Lydia Cacho en Esclavas del Poder y Moisés Peñalver en Putas a la fuerza. Llamadme mojigata si queréis pero mi posición sigue estando más cerca de la abolición que de la liberalización del sexo de pago.
  • He descubierto que me gustan muchísimo más las historiadoras que los historiadores, pero vamos sin ninguna duda. También es posible que los historiadores que he elegido este año son bastante… ¿cómo lo diría…? Cuestionables. Tras leer La maldicion de los Borbones de José María Zavala, quedó rebautizado como #HistoriadorCuñao y el autor me bloqueó en Twitter, en este hilo hay algunas capturas del libro y entenderás por qué lo digo.
  • 2015 es el año en que estoy leyendo historia desde el punto de vista de las biografías de las reinas, lo cuál representa un planteamiento curioso y diferente a lo que estaba acostumbrada hasta ahora.
  • 2015 también ha sido el año que leí Testo Yonki, y tengo que decir que no me ha gustado nada de nada. He pensado cien veces en escribir una reseña, pero no acabo de animarme porque será bastante destructiva. Como texto divulgativo falla desde el momento en que abusa de un lenguaje excesivamente rebuscado, y desde el punto de vista académico falla al ser un texto mediocre que tiene que recurrir a la provocación gratuita para lograr lo que no consigue mediante una base teórica sólida. Vamos, que no hay por donde cogerlo.

Este año he empezado también a publicar algunas reseñas culturales en el blog, ya sean de libros, exposiciones, teatro o cualquier otra cosa que me ha llamado la atención. También he empezado a hacerlo sobre mis viajes, y seguramente el año que viene lo haga más a menudo.

Y, en resumen, esto es lo que ha dado de sí el 2015.

      3 comentarios

      1. Comprendo perfectamente el sentimiento y me ha ocurrido exactamente lo mismo que a ti: compré un lector digital para ahorrar en dinero y espacio, pero al final solamente he ahorrado en espacio XDD

        Por cierto, en cuanto a aplicaciones y funcionamiento te recomiendo muy mucho Amazon, aunque ya veo que tienes dos ebooks diferentes. A mí se me hace muy cómodo. Y con aprender a manejar el calibre ya tienes el pack completo 😀

      2. Yo desde que me pasé al ebook leo muchísimo más, antes no compraba porque no me gustaba gastarme el dinero y que después no me gustase. Ahora solo compro si me gusta mucho, porque soy una coleccionista.
        Hace poco leí buenas críticas sobre el libro «Ginecología y vida íntima de la reinas de España», a lo mejor te interesa.

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