Mar C. Llop expone su proyecto fotográfico «Work In Progress: Construcciones Identitarias» en La Farinera del Clot (Barcelona) desde el pasado 26 de noviembre hasta este viernes 4 de diciembre. Fui a verla ayer y os recomiendo que, si podéis, os acerquéis a ver esta exposición fotográfica porque es fantástica: un conjunto de historias personales de personas trans en su camino por construir su propia identidad, la intimidad al desnudo derribando mitos, barreras y estereotipos.

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Cito de esta entrevista que le hicieron a la autora hace justo un año:

“Work in progress. Construcciones identitarias” habla de las construcciones de género de quien necesita salir de la dicotomía mujer/hombre. Nos acerca a la realidad de aquellxs que ponen en duda una concepción binaria de la identidad genérico-sexual. La fotógrafa Mar C. Llop nos da una visión desde dentro, desde lxs que, como ella, están en tránsito. El recorrido de la exposición se estructura en 5 secciones: En transito, Personas, Vínculos, Secretos y Conceptos.

Tanto si tienes una sólida formación en transfeminismo como si tu única aproximación al tema es una ligera idea sobre la trayectoria de Lady Gaga y Miley Cyrus, creo que esta exposición tiene la facultad de acercar al ojo observador un conjunto de historias que de otro modo nos pasarían por debajo del radar, la capacidad de visibilizar situaciones que de otro modo la mayoría de nosotras, ni siquiera las más sensibilizadas, nunca habríamos alcanzado a plantearnos por falta de referentes y exceso de clichés sórdidos o morbosos.

Work in Progress nos muestra una realidad poliédrica, alejada del binaríamos hombre/mujer, hetero/homo, cis/trans. Una realidad en la que las identidades fluyen de manera liquida a lo largo de todo el espectro del género, la identidad y la afectividad.

Work in Progress nos cuenta la compleja historia de Damián y Bart, dos chicos trans. Tras su primera aproximación a la teoría de género con 20 años, Bart se consideraba de género neutro antes de transitar al masculino, mientras que Damián se consideraba a sí mismo un chico trans heterosexual y las dudas que se desataron al conocer a Bart y empezar a sentir algo más que una amistad, la confusión por si le estaría negando su identidad de género y le atraía porque le consideraba una mujer, el descubrimiento de la pansexualidad, la tranquilidad al reconocer que hay una inmensa gama de grises entre el blanco y el negro.

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Work in Progress nos permite adentrarnos en la intimidad de Lina y Ali, una pareja de mujeres que llevan juntas 25 años. Se casaron cuando Ali era leída como hombre y juntas han transitado el camino de la transformación de su cuerpo hasta devenir acorde con su identidad. Ellas han trabajado su relación desde el amor y el respeto, porque el amor va más allá de los genitales y pasaron de ser una pareja heteronormativa a ser una pareja de lesbianas cis/trans. Mientras escribo estas líneas intentando describir su historia para que me entendáis quienes no habéis podido disfrutar de la exposición, me doy cuenta de que las etiquetas me producen cada vez más rechazo.

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Construcciones identitarias nos permite también abrir el foco y aprender que hay muchas formas de transitar, que no todas consisten en operarse y hormonarse, porque se trata básicamente de vivir acorde a lo que sentimos. Sé que suena a frase carretera de adolescente en el instituto: vive como piensas, o acabarás pensando cómo vives.

En ese sentido, Mar C. Llop nos permite aproximarnos a la historia de Sofía, una transexual «a poil«: sin hormonas ni cirugía. Ella se siente bien con el cuerpo con el que nació pero no se identifica con la identidad de género que se le asigna automáticamente por ello.

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Y en el lado opuesto del espectro, la historia de Frida, una mujer transexual que se ha enfrentado a los obstáculos que el sistema le ha ido poniendo en el camino y ha logrado salir airosa de cada una de sus batallas. Porque para el Estado y sus ramificaciones por el sistema sanitario, la identidad sexual y de género es algo rígido, inamovible, estricto y subdivisible en compartimientos estancos. En sus propias palabras:

Yo soy una chica, me gusta el baloncesto y eso me ha acarreado obstáculos para ver reconocida mi identidad sexual y conseguir mi tratamiento médico en la sanidad pública. Es absurdo pero si no te defines como mujer heterosexual y con una expresión de género tradicionalmente femenina y sumisa, es muy difícil avanzar a través de ,as Unidades de Trastorno de la Identidad de Género.

Ver la palabra «trastorno» en este contexto me produce una gran angustia. Esa obsesión por etiquetar de «trastorno» toda identidad que se salga del canon, ¿cuántas vidas ha destruido, y cuantas tendrá que destruir aún?

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Pese al tono íntimo, de la mirada optimista y a huir del morbo que impregna toda la colección de fragmentos, no omite momentos duros de la transición, tanto a nivel emocional como físico. En el primer plano nos cuenta historias de separaciones, divorcios, parejas y familias que no comprenden el proceso iniciado y ni aceptan el cambio. Y en el segundo, por personas como Pol que muestra abiertamente su cuerpo desnudo, que sabe que se expone abiertamente a ser juzgado por quienes no tenemos ni voz ni voto. Nos dice «soy un hombre trans pero no tengo disforia«. Y si tenemos alguna opinión al respecto, nos la podemos meter por el culo, añado yo.

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Si tenéis la oportunidad de disfrutar de esta magnífica exposición, os recomiendo,oyendo que no os la perdáis. En Barcelona estará en La Farinera del Clot hasta el viernes 4 de diciembre y la entrada es gratuita.

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