Las feminazis incendiaron mi casa, mataron a mi madre y violaron a mi padre.

Mis haters son unas personitas muy curiosas. Por un lado están los tíos con un historial de violencia de género a sus espaldas con una o varias parejas, y esos son los que dan miedo… Y luego están los niños rata que se dedican a seguir todo lo que hago y digo en redes sociales y a enfurruñarse fuerte y apretar los puñitos así como muy indignados. Son los grumpy cat del feminismo. Estos, en cambio, son de lo más divertido.

 

grumpy cat
Grumpy Cat. la imagen de un sector de mis haters

 

Mientras que los primeros amenazan con querellas, te envían amenazas de muerte, te hacen saber de formas nada sutiles que saben dónde vives, dónde trabajas, por qué sitios te mueves y que cualquier día vas a tener un susto si sigues «mintiendo y manipulando a la gente con tus basuras«… Los segundos se dedican a aporrear un teclado desde casa de su madre, hacen chistes sin ninguna gracia y creen que luchan contra el malvado lobby feminazi que domina el mundo llamando a la radio para desenmascarar a una bloguera y participando en los CSIs de forocoches.

Los haters del segundo tipo en realidad son entrañables. No me odian a mí por lo que soy sino por lo que represento, porque en realidad odian a todas las feministas, y yo les toco los huevos con afición teniendo la osadía además de escribir en un blog sobre feminismo. ¿Será posible tanta osadía y tan poca vergüenza? ¿Y que no haya ningún hombre capaz de ponerme en mi sitio? Así va el mundo, nos han dejado la correa demasiado larga y ahora los hombres tienen cada vez menos derechos y las feminazis están cada vez más sueltas y hacen lo que les da la gana.

Estos pobres tienen una necesidad tan alta de aceptación social que llaman «amigos» a las 4 o 5 cuentas de Twitter con las que interactúan con cierta frecuencia, y buscan gente con quien poder salir y quedar un sábado por la noche abriendo un hilo en forocoches. Son tíos a los que o bien les ha dejado la novia, o bien no la han tenido nunca.

Masculinistas reunidos luchando contra el feminazismo mundial
Masculinistas reunidos luchando contra el feminazismo mundial

 

No me burlo, de verdad, solo describo un perfil determinado. La soledad, cuando no es elegida voluntariamente, es muy jodida. Yo también pasé por una época así cuando mi pareja logró aislarme de todos mis amigos y después se marchó, tratando con esa última maniobra de coaccionarme para lograr un objetivo concreto al que hasta entonces me había resistido, demostrarme que tenía que someterme a sus caprichos o me quedaría sola, y así conseguir quebrar la última voluntad que me quedaba. Le salió el tiro por la culata, él no logró lo que pretendía, yo busqué ayuda y salí de aquella. No fue fácil, pero si yo lo logré y no soy nada excepcional, todos esos a quienes les ha dejado la novia o su mujer se ha largado con los niños y ahora lloran su rencor por las esquinas, también pueden.

Hace unos días fui a ver al Teatro Borrás la obra «Nadie te conoce como yo«, un thriller psicológico que empieza cuando un médico forense le va a hacer la autopsia a una mujer que aparentemente se ha suicidado por sobreingesta de pastillas, y que se adentra en las relaciones abusivas y en la mente del maltratador de una manera magistral. Publiqué hace unos días la reseña, pero ahora me gustaría comentar un breve diálogo que viene al caso. Citó de memoria, fue algo así:

– Por culpa de mujeres como tú mi mujer quiere dejarme.
+ ¿De mujeres como yo?
– ¡Sí!
+ ¿Cómo son las mujeres como yo?
– ¡Feministas!

Esa idea de que la gente, y en particular tu pareja, está aborregada, es inepta, no es capaz de pensar por sí misma, y las feministas le meten cosas en la cabeza, la manipulan y así es cómo logran destruir las familias… Este concepto de las mujeres y de las feministas está muy extendido entre cierto perfil de machista recalcitrante que no soporta que le llamen machista porque él está a favor de la VERDADERA IGUALDAD y no lo que buscan esas feminazis que solo quieren humillar al varón y tener más derechos que el hombre. Como si la propia idea de que tu mujer no tiene autonomía suficiente como para pensar por sí misma y necesita que otras personas «la manipulen y le metan cosas en la cabeza» no fuese lo bastante significativa.

Aunque os cueste de creer, y seguramente esto que voy a decir os sorprenda, yo no soy la causa de que vuestra ex os abandonara. No, ni yo ni «las feminazis como yo», no te hagas líos, sé sincero contigo mismo, sabes aunque no quieras admitirlo que los problemas en tu relación ya venían de antes. Y si nunca has tenido pareja porque las mujeres pasan de ti, siento decirte que la culpa de eso tampoco la tengo yo. Tal vez el motivo de que ninguna chica quiera algo contigo esté más cerca del hecho de que no las tratas como personas sino como trozos de carne que tienen la obligación de satisfacerte y te enfadas si no cumplen su función. No, eso no significa que ellas sean unas guarras feminazis, más bien significa que eres un machista del copón y que ni siquiera disimulas lo suficiente.

No soy yo nada, pero NADA partidaria de dar consejos y menos aún no solicitados, así que no os toméis esto como un consejo sino como una opinión, también sois libres de cabrearos porque dé mi opinión, como hacéis siempre. Creo que para salir del agujero emocional en el que estáis metidos, ayuda muy poco orientar vuestro rencor contra mí. No os va a servir de nada más que a llevaros un sofoco tras otro, porque yo voy a seguir haciendo lo que me da la gana. Hay gente a quien no tengo agregada como amigos, con quien no tengo ningún contacto en común, que entra directamente en mi perfil y cuando ve que subo alguna foto que demuestra que estoy contenta, marca «me enfada». Hay que ser una persona muy triste como para hacer eso.

Un ejemplo: este fin de semana me voy de viaje con amigas, a pasar un fin de semana a Málaga. Hace un par de semanas me llegó un recordatorio de Ryanair, me hizo gracia y lo subí. A una persona «le enfada» eso. Pues que te la pique un pollo.

malaga

 

 

Otro ejemplo. he subido una foto en plan de coña de mis perros, mi perrita en el colchón toda pancha y el grandullón en el suelo, con una descripción de la foto en plan de coña. A dos personas «les enfada» esto.

perrismo

enfadados

 

Luego dicen que las feminazis no tenemos sentido del humor, pero es hacer chistes sobre amputar penes y se nos enfadan, oye, no lo entiendo, ¿es que no ven acaso que es brominchi? Que mejor contra mí marcando mis fotos en Facebook con un «me enfada» que descargando toda su rabia contra su ex, pero vamos, mucho mejor eso de aquí a Lima.

En realidad, el mensaje subyacente es bastante menos gracioso, porque tienen la privacidad puesta de tal manera que no sepa quienes son y por lo tanto no les puedo bloquear. Y aunque lo hiciera, tardarían exactamente 40 segundos en crearse una cuenta nueva desde la que empezar a seguirme. La idea que intentan transmitir es la que vengo diciendo desde hace semanas: me quieren callada de una manera o de otra, y esto es otra de sus retorcidas formas de amedrentarme, de decirme «te estamos vigilando, sabemos lo que haces y nos estás tocando los huevos, más vale que te calles de una puta vez«. ¿El objetivo cual es? Una vez más, que me retire, que me calle, que sea discreta, que permanezca calladita, que no publique nada de lo que hago, que desaparezca del mapa.

Pues os jodéis porque voy a seguir siendo vuestro grano en el culo durante mucho tiempo.

Autora: Iris Brosch
Autora: Iris Brosch