No, a ver, vamos a dejar clara una cosa. Aquí la víctima he sido yo. Si él está jodido por lo que hizo y por lo que obtuvo a cambio, que hubiera mantenido la bragueta subida y no hubiera sido infiel. Eso, entre otras muchas cosas. Y si ella está jodida, para empezar que no se hubiera liado con un hombre casado. Admito que durante dos años nos engañara a las dos, ¿pero y los 10 meses anteriores? ¿Cual es su excusa?

Claro que es más fácil odiarla a ella cuando quien me había prometido fidelidad y después se pasó nuestro acuerdo de monogamia por el forro fue él. Lo sé de sobras. Como diría Brigitte Vasallo, es la opción más cómoda porque permite cargarse la pieza que menos duele.

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.

Sí, de acuerdo, la teoría me la sé. Y también he aprendido que la sororidad tiene un límite y yo lo he alcanzado a costa de mi salud y de mi estabilidad emocional.

Me sentiré mal por lo que he hecho YO en la vida, y por lo que me han hecho A Mí, pero esto de sentir algún tipo de culpa por el dolor ajeno que NO he provocado yo, y encima el dolor de quien me ha hecho daño, esto se tiene que acabar de una maldita vez. Que cada palo aguante su vela.

De los tres, aquí la víctima soy yo. Y yo decidido a quien perdono, cuándo perdono y hasta dónde perdono. Cualquier decisión que tome está sujeta a que decida cambiar de idea.

 

sant jordi 2016