¿Qué clase de trastorno hay que tener para ir a una mujer que sabes que ha denunciado maltrato y abusos sexuales en su matrimonio, y recordarle constantemente el día de su boda para burlarte?

Los psicólogos cuñaos de diagnóstico a un euro el kilo que pueblan las redes sociales me dicen con frecuencia que tengo un trauma que no he superado. Se equivocan: uno no, tengo varios, me han causado un sufrimiento intenso y los he superado. De hecho, tengo un papel que lo certifica. ¿Puedes decir tú lo mismo?

No me avergüenzo de los traumas vividos. ¿Por qué debería? Son heridas de guerra que me han hecho más fuerte. Quien debería avergonzarse es quien jurándome amor eterno me infligió tanto daño como para causarme estos traumas. Y quienes los utilizan para burlarse, también deberían avergonzarse si sus padres alguna vez les hubieran presentado a la vergüenza y no tuvieran la conciencia por estrenar. Antes de criticarme, intenta recorrer el camino que yo recorrí.

 

Autora: Chartlotte Grimm, aka Esprit Confus
Autora: Charlotte Grimm, aka Esprit Confus

 

Trauma sexual: Mi ginecólogo me diagnosticó un trauma sexual entre 2010 y 2013, en concreto vaginismo, que me impedía mantener relaciones sexuales con normalidad, con un origen de tipo psicológico, tal y como quedó reflejado en la querella que interpuse contra mi exmarido por abusos sexuales continuados y agresiones sexuales continuadas. Y ese trauma lo he superado.

Trastornos del sueño: me pasé años con un nivel de ansiedad tan elevado que me causaba problemas de concentración, insomnio, sueño fragmentado, pesadillas, e incluso tuve una época de sonambulismo: me levantaba, caminaba por la casa, incluso hablaba, y me volvía a la cama. La psicóloga me explicó que el sonambulismo en adultos, y en mi caso en concreto, era debido a la tensión acumulada, a un episodio altamente estresante que mi cerebro no era capaz de gestionar de forma consciente, y las pesadillas me ayudaron a sacar a la luz episodios reprimidos que mi mente había bloqueado por pura supervivencia. Hace mucho tiempo ya que duermo toda la noche del tirón sin necesidad de química, y del último episodio de pesadillas que recuerdo hace casi un año. Este trauma también lo he superado.

Traumas psicológicos: Estuve en terapia y tampoco me avergüenzo. No hay nada que esconder: necesitaba ayuda para salir de una relación que me estaba destruyendo y yo sola no podía romper la espiral de violencia. ¿Por qué debería avergonzarme yo de pedir ayuda para salir, y no él por machacarme de una manera despiadada? La psicóloga me diagnosticó una depresión de larga duración así como ideación autolítica no estructurada. En castellano sencillo: tentativas suicidas persistentes. Sobreviví a dos sobreingestas de un cóctel de analgésicos, ansiolíticos, antidepresivos y relajantes musculares. Le recetas diazepan y myolastan a una mujer que presenta síntomas de estar padeciendo abusos sexuales, y esperas que los gestione con criterio. Brillante idea, ¿qué podría salir mal?

Las mujeres que han sufrido violencia de género tienen 4 veces más probabilidades que la media de padecer alcoholismo y 7 veces más posibilidades de suicidio que la media de la población, pero de estas víctimas no hablamos, no computa  en las estadísticas, no aparecen en los medios de comunicación y no provocan alarma social. Yo sobreviví porque en realidad no quería acabar con mi vida: quería acabar con el sufrimiento, pero no tenía las herramientas para conseguirlo. Ese trauma también lo he superado.

 

Tratamiento contra la depresión. Advertencia: puede inducir al suicidio. YOU GUYS ARE DOING A GREAT JOB ?
Tratamiento contra la depresión.
Advertencia: puede inducir al suicidio.
YOU GUYS ARE DOING A GREAT JOB ?

 

Trauma físico: El estado de ansiedad, de alerta y tensión constante en el que vivía me provocaba problemas incluso a nivel físico. Tenía el nervio ciático permanentemente irritado y sufría pinzamientos frecuentes, lo que me provocaba unos dolores terribles en la pierna derecha, desde los riñones hasta los dedos del pie. Me hicieron pruebas de columna para detectar si se trataba de una desviación o de una hernia discal, me hicieron pruebas en traumatología por si podía deberse a una lesión, pasé por un montón de especialistas y ninguno logró dar con el origen físico porque simplemente no existía. Podía ser una persona más o menos funcional gracias a los antiinflamatorios, los analgésicos y los relajantes musculares, pero el dolor me volvía loca especialmente por las noches. Y lo cierto es que la ciática era también la excusa perfecta para no compartir cama con mi marido después de que él descubriera que drogada hasta las cejas para poder dormir, mi capacidad de resistencia para oponerme a sus avances sexuales era notablemente inferior a la ya mermada resistencia que podía oponer estando despierta…

Los dolores eran cada vez más intensos y duraderos, y el tratamiento para aliviar el dolor tenía que ser cada vez más prolongado y agresivo. Pasé de tomar antiinflamatorios de forma esporádica, a inyecciones de hidrocortisona durante 6 meses, relajantes musculares primero para poder dormir y después para poder caminar sin gritar de dolor. Mi estado físico empeoró, no podía hacer apenas esfuerzo físico, totalmente prohibido hacer aerobic, steps, natación, running o cualquier tipo de deporte que implicara actividad intensa de las piernas. Llegué a mentalizarme de que tarde o temprano acabaría necesitando muletas o silla de ruedas. Engordé más de 10 kilos, mi salud se deterioró paralelamente al agravamiento de la depresión. Poco tiempo después, mi marido se estaba follando a otra, y no sólo no le guardo rencor a ella sino que le estoy agradecida por habérmelo quitado de encima la mayor parte del tiempo.

Hubo una época, especialmente las semanas antes de interponer la querella, en que tuve que rememorar todos los hechos, ponerlos en orden cronológico y tratar de revivir cada detalle, recopilar todas las pruebas, recordar todos los hospitales en los que había ido dejando un reguero de partes de lesiones de diferente tipo y recorrerlos uno a uno para conseguir los informes médicos (al ser unos centros públicos, otro privado por Sanitas, y otros de titularidad pública pero gestión privada, obtener todos los informes médicos fue como hacer un triatlón), darle todos los detalles a la abogada y después pasar por la declaración en el juzgado… estaba tan en tensión que ni siquiera las inyecciones intramusculares me ayudaban a calmar el dolor y tuvieron que recetarme opiáceos, ni siquiera 1/6 de morfina cada 6 horas lograba aliviarme del todo, tan solo reducir el dolor a un umbral dentro de lo humanamente tolerable.

Hace ya varios meses que el dolor ha desaparecido, ya no tomo ni ibuprofeno. Al lograr aliviar la tensión a la que vivía sometida, el nervio ciático ya no está irritado. Vuelvo a saber lo que es levantarme por las mañanas sin dolor. El trauma físico también lo he superado.

 

Autora: Chartlotte Grimm, aka Esprit Confus
Autora: Charlotte Grimm, aka Esprit Confus

 

Trastorno victimista: Salir adelante con esta mochila a la espalda no ha sido nada fácil. La tentación de mantenerme en un estado de víctima permanente (trastorno victimista) es grande: una vez que has roto el muro de silencio y has contado tu sufrimiento, situarte en un estado permanente de víctima te protege frente a una nueva situación que se percibe como hostil, a no tener que enfrentarte a las responsabilidades de tus actos una vez que el trauma original quedó atrás, porque siempre puedes aludir al comodín de las agresiones sufridas para justificarte. Es una manera de tener carta blanca mostrándote más débil de lo que realmente eres para obtener la compasión de los demás, lo que viene siendo regodearte en tu propia mierda, culpar a otros de todo lo que te pasa, no tener que pedir perdón cuando metes la pata y haces daño a otras personas.

disculpas
Meter la pata, darme cuenta, pedir perdón.

Todo esto también he tenido que trabajármelo, aún estoy en ello. Me aterra permitir que lo que he vivido me defina. Es una parte de mí que he logrado aceptar, que aún duele pero ya no me avergüenza y de lo que intento aprender, pero no representa todo lo que soy.

Creo que desde que salí del infierno nunca he intentado proyectar una imagen de debilidad, más bien al contrario: me siento fuerte, la gente que me conoce me ha definido como dura por fuera (y blandita por dentro ^_^) y la gente que me ha conocido después de leerme en el blog me ha dicho que les transmito la idea de ser mucho más firme y tajante de lo que soy en realidad. Incluso se sorprenden por el tono de mi voz, que es mucho más dulce de lo que os imagináis quienes no me habéis escuchado hablar.

Tener momentos de debilidad no me convierte en una persona débil, me hace una persona consciente de sus propias limitaciones que no tiene miedo de pedir ayuda cuando lo necesita.

El resto de traumas me los han diagnosticado profesionales de su área, este no. Y bien sabe mi psicóloga que me preocupaba, por lo que implica de no poder pasar página, de mantenerme en un estado de víctima permanente incapaz de enfrentarme a nuevos retos.

No me siento una víctima sino una superviviente, es solo que me tienen hasta el coño. Si no tuviera que aguantar a diario menciones con insultos constantes, diarias y masivas, no hablaría de ellas, por ejemplo. Haced la prueba si creéis que miento o que me hago la víctima: os ponéis de acuerdo y me dejáis en puto paz durante unos meses, veréis como yo no vuelvo a mencionar el acoso al que me llevan sometiendo desde hace año y medio. Lo dije en su momento: lo único que quiero es que vivir tranquila y yo no volveré a sacar el dichoso tema. No es paranoia si de verdad te persiguen.

Si en algún momento existió el peligro de caer en un trastorno victimista, ese trauma también lo he superado.

 

Autora: Chartlotte Grimm, aka Esprit Confus
Autora: Charlotte Grimm, aka Esprit Confus

 

Algo queda, claro, no pasas por una experiencia así durante tantos años sin que quede huella. La roca erosionada por las olas jamás vuelve a ser la que era. En mi caso me queda una fobia loca al compromiso: antes me corto un brazo que volverme a casar. Si esto es un trauma, desde luego no me impide hacer vida normal, y ni siquiera creo que se diferencie tanto de la fobia al compromiso de cualquier varón soltero random de más de 30 años.

Me he convertido en una feroz guardiana de mi espacio personal y no tolero invasiones de ningún tipo. He aprendido a detectar las señales de alerta, y cuando suenan no hago ningún tipo de concesiones a las normas básicas de buena educación: antes me deshacía en explicaciones, intentaba explicar lo que me hacía sentir mal y trataba de que la otra persona lo entendiera y modificara su comportamiento. Grave error que no sirve de nada, desgasta, consume demasiado tiempo y energía y además me pone en peligro de volver a caer en la misma dinámica: ceder a costa de guardar bajo la alfombra mi propia incomodidad con determinas situaciones. Me niego a volver a eso, así que ya no pierdo el tiempo en explicaciones y saco de mi vida a la gente que no me interesa sin el más mínimo remordimiento. Si percibo una excesiva invasion no autorizada de espacio vital, para mí representa la misma falta de respeto que una bofetada, bomba de humo y desaparezco sin dar explicaciones. ¿Que me voy a quedar sola en la vida y nadie me me a querer? ¡JA! Con ese chantaje, a otra. El miedo a la soledad también es un trauma que he superado.

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Él cree que le odio. No es cierto. Odiar requiere una energía y una dedicación mental de la que yo carezco en este momento. No puedo permitirme el lujo de malgastar energías en odiarle a él cuando las necesito para sobrevivir. Las fases del duelo son negación, ira, negociación, depresión y aceptación. El odio yo diría que forma parte de la fase de ira, han pasado 15 meses desde el divorcio y en este momento creo que tengo un pie aún en la depresión y otro ya en la aceptación.

Yo he superado casi todos mis traumas con mucho esfuerzo y trabajo interior. Pero hay algo que aún no he logrado superar y que no está dentro de mí, está ahí fuera: no consigo superar la maldad de la gente, maldad en estado puro, maldad gratuita por el simple placer de hacer daño. Acabo de leer El Acoso Moral de Marie France Hirigoyen, y ahora estoy leyendo Cara a cara con el psicópata de Vicente Garrido Genovés, y empiezo a pensar que hay por ahí mucho psicópata con la brújula moral averiada y cuenta en Twitter.

 

  

 

El viernes pasado, por ejemplo, quité el candado a mi cuenta de Twitter, y el lunes por la tarde ya tenía la primera mención intentando meterme el dedo en el ojo, de una señora a la que no conozco, con quien nunca había hablado antes, ni ella conmigo. Intercambiamos tres tuits. Yo a ella la tengo bloqueada desde el tuit número 1, ella desde el lunes por la noche me habrá dedicado unos 50, retuits aparte. Cuando hay que atacar a La Fillol, acuden como hienas al olor de la sangre: en una hora había más de 12 personas insultándome: «Feminazis a estas horas no, que luego tengo pesadillas«, pero se pasó hora y media más hablando de mí con otras 12 personas y haciendo retuit a los insultos que me dedicaban entre todos, y como no había tenido suficiente, a la mañana siguiente siguió con más. Y por la tarde. Y al día siguiente otra vez. Algunos de los piropos que me dedicaron los de siempre nada más darse cuenta de que mi cuenta volvía a ser pública:

  • Fea
  • Gárgola
  • Barriobajera
  • Tonta
  • Sinvegüenza
  • Comecoños
  • Loca
  • Bocazas
  • Cobarde
  • Escupes escoria
  • Das asco
  • Maleducada
  • Misándrica
  • Hembrista
  • Sólo sabes enseñar teta
  • Nadie se quiere bajar a tu pilón
  • Hazte así que tienes un pelo negro y rizado en el bigote
  • Eres igual que los machistas
  • No tienes argumentos
  • Sólo sabes berrear
  • La cocina te viene grande
  • Qué triste vida tienes
  • Debes tener algún trastorno
  • Zas, en todo el hocico
  • Vives del puto cuento sin trabajar
  • Se te va a acabar el chollo
  • Se llama Jessica Fillol y escribe mierda para rato
  • Siento mucho lo que te ha pasado PERO los hombres también sufren maltrato por culpa de malas mujeres
  • Da igual que nos bloquees porque eres tan tonta que no sabes que te podemos seguir leyendo simplemente entrando «de incógnito»
  • Te haces la víctima y banalizas el acoso
  • Insultos homofobos de varios tipos
  • Solo sabes insultar (?)
  • Estas feminazis me aburren al segundo tuit (??!!)

Una pequeña selección, porque paso de perder el tiempo haciendo capturas de todo, pero si no aún vendrá el tonto de turno a decir que me lo invento todo para hacerme la víctima:

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Para toda esta gente, tengo una noticia de última hora, un sistema novedoso y revolucionario que les cambiará la vida: existe la posibilidad de no leerme. De nada.

 

¿Puedo ayudarte en algo? / No me gusta el enfado en tu blog. No me gusta que te enfades por las cosas que te importan ni que te desahogues en tu espacio personal, en blog personal. ¿Por qué no te...
¿Puedo ayudarte en algo? / No me gusta el enfado que transmites en tu blog. No me gusta que te enfades por las cosas que te importan ni que te desahogues en tu espacio personal, en tu blog personal. ¿Por qué no simplemente tú…
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¿Eh? ¿Qué haces? ¡No, no, no! ¡STOP! Solo quiero que tu blog se adapte a mí…

 

Me río de los que dicen que no hay que hacerles caso, que ya se cansarán, porque llevo año y medio así, por oleadas. Si me pongo candado en mi cuenta, se calman y me dejan en paz. Si le quito el candado, vuelven a la carga. El objetivo es evidente: que me calle.

Todo esto entra dentro de lo previsible y ya estoy acostumbrada a que «el problema sea Jessica Fillol». Yo he tenido muchos traumas, pero la fijación que tienen ellos conmigo no hay psicólogo que la trate. Y, sin embargo, lo que más me ha impactado ha sido una alusión a mi boda. Hay que tener el corazón de una alimaña para ir a una mujer que ha denunciado maltrato y abusos sexuales  en su matrimonio a recordarle el día de su boda para burlarte de ella y reírte. Eso sobrepasa todos los límites. Y lo han hecho docenas de veces durante meses.

Acepto que les caiga mal, que lo que escribo les parezca una mierda, que critiquen mis opiniones, mi forma de expresarme e incluso a mi físico, que mi forma de pensar les resulte aborrecible o que me odien como persona (más bien que odien al personaje que se han inventado y al que le han puesto mi nombre y mi cara, pero da igual). No le puedo caer bien a todo el mundo ni lo pretendo, y los insultos es algo que doy por descontado: si la gente es idiota en persona, por internet ni te cuento. Cosas de la turba que se cree impune amparada en el anonimato. Poco le agradecemos a Barbijaputa su labor como pararrayos. Puedo con mi cuota de trolls. En peores plazas he toreao.

Que me llamen fea, gorda, bocazas, misándrica, comecoños, loca, escoria, cobarde… Mira, me da igual. Es algo que puedo asumir. Pero conociendo mi historia venir a escupirme en la cara y recordarme el día de mi boda con el único fin de hacer daño y reírse, cruza todos los límites de lo humanamente comprensible. Y lo hacen con frecuencia, gracias a cierto tipejo buscafama los vídeos de mi boda han estado circulando cuando ya hacía años que nadie (ni yo misma) se acordaba de ellos y han usado las fotos y vídeos de aquel día para burlarse de mí y de mi familia. Me los he encontrado en mis menciones durante meses, se han creado cuentas únicamente para saltarse mis bloqueos y plantarme en los morros los vídeos de aquel maldito día en que me casé. El concepto mencionar la soga en casa del ahorcado a un nivel casi literal. Los mismos que tienen la poca vergüenza de decirme que no he superado mis traumas, forzándome a revivirlos una y otra vez por puro sadismo.

He convivido durante años junto a un psicópata (en opinión de personas con acreditada solvencia en cuyo criterio profesional confío) a quien el resto de la gente le resultaba tan indiferente como los ácaros del polvo para quien no padece alergia, he vivido durante años y he compartido mesa y cama con una persona que disfrutaba haciendo daño, que se controlaba para que la violencia que ejercía no alcanzara un estado socialmente alarmante, pero que tenía muchas ganas de aumentar el nivel de violencia física, no sólo psicológica. Y aún así, a día de hoy, me sigo sorprendiendo. La maldad gratuita me resulta inabarcable.

He sobrevivido a un matrimonio con un psicópata. ¿Cuál es tu súperpoder?

No es que me afecte personalmente lo que me digan, es algo más profundo. Es tristeza por lo integrada que está la maldad en nuestra sociedad. Mi exmarido era hasta cierto punto, una persona socialmente integrada: con trabajo, amigos, pareja, familia. Hoy en día le queda 1 de 4. Supongo que es cierto que no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Y, sin embargo, disfrutaba haciendo daño a las personas que decía amar, o al menos a dos de ellas, que yo sepa.

Podría pensar que estas personas que me insultan desahogan su rabia y sus frustraciones conmigo y ya está, luego vuelven a sus vidas como seres humanos normales y socialmente integrados. Mejor insultándome a mí por internet que maltratando a la persona que vive con ellos. Pero dado que me consta que varios de ellos tienen también denuncias por maltrato a sus parejas, esa idea tampoco me tranquiliza del todo. Ni siquiera me sorprende. Y no encuentro la manera de establecer un muro de contención para impedir que sigan haciendo daño. Lo intenté con La Chica Morena, bien sabe ella que la advertí en su día con los medios que tenía a mi alcance, que hice todo lo que estuvo en mis manos, y no lo logré. Me preocupa que mi ex destruya a una tercera víctima y esa próxima chica en unos años venga también a buscarme, a contarme lo que ha vivido, por qué su historia se parece tanto a la mía pero no lo vio venir, pensaba que a ella nunca le pasaría… Porque yo también tengo un límite y en algún momento necesitaré cerrar esto y no hacerme cargo de más sufrimiento ajeno, no podría revivir el dolor una vez más. Y me preocupa el daño que toda esta panda de psicópatas sin sentimientos provocan sin que haya nadie que pueda ponerle freno.

No digo que todos los maltratadores sean psicópatas ni mucho menos. Además no soy psicóloga ni experta en violencia de género, únicamente hablo desde mi experiencia personal y de lo que he aprendido en el proceso. Digo que me consta que personas de acreditada solvencia profesional en el área psiquiátrica opinan que es un psicópata y yo confío en su criterio, y que veo demasiados elementos en común con estos tipejos que hacen unos esfuerzos tan grandes en términos de tiempo y energía por llamar mi atención a diario y tratar de hacerme daño por cualquier vía.

  • ¿Es que esta gente no tiene conciencia? No, los psicópatas no tienen conciencia ni moral, son incapaces de conectar con emociones humanas ajenas, disfrutan infligiendo dolor en sus victimas.
  • ¿Es que no merezco ni siquiera un mínimo respeto como ser humano? No, no lo merezco porque para ellos los seres humanos se dividen en dos grupos: útiles y molestos, y yo estoy en el segundo grupo.
  • ¿Es así como conciben «la lucha por su causa»? Sí. Todo vale para destruir al enemigo. Ni siquiera creo que tengan una lucha, sino una excusa.
  • ¿Pueden dormir por las noches? Sí, como bebés, no tienen ningún tipo de pensamiento que les remuerda la conciencia porque carecen de brújula moral. Incluso se irán a la cama con una sonrisa en los labios por el sufrimiento que han logrado causar.

Yo he sufrido abusos de diverso tipo durante años, he hecho terapia y he superado mis traumas. ¿Cuál es tu excusa?

Autora: Chartlotte Grimm, aka Esprit Confus
Autora: Charlotte Grimm, aka Esprit Confus

 

Actualización: me dicen por el pinganillo que soy yo la primera que insulta, y que por lo tanto la catarata de insultos que recibo está justificada. Aquí están los hilos completos donde se puede ver quien insulta a quien:

  1. Me vienen a meter el dedo en el ojo y respondo: «me estáis comiendo muy poco el coño para el por culo que me dais». Según parece, esto es un insulto intolerable por mi parte. Ahá. La conversación completa y las reacciones a esa frase pueden leerse justo debajo.
  2. Me responde: «lo de comer coño te lo dejo a ti que no es lo mío«. Los que siguen hablando de mí pero sin mencionarme, en ese hilo.
  3. Señalo la homofobia de esa respuesta y en el siguiente tuit pongo fin a la conversación por mi parte. Eso ha sido todo lo que he dicho. La catarata de insultos ahí también es evidente. ¿Es proporcional la respuesta recibida a la agresión que dicen que cometí contra ellos porque fui yo la primera en insultar? Los hilos completos están ahí para que quien quiera saque sus propias conclusiones.
  4. A partir de ahí, empiezo a recopilar los insultos que recibo y de cuanta gente en otro hilo. Lo sorprendente es que hay quien interpreta que ese recopilatorio de insultos que me dedican son en realidad insultos que *yo* les dirijo a ellos. ¿Será esto lo que consideran una justificación para insultarme? ¿Cuándo yo digo LO MISMO que ellos me dicen (por eso es un recopilatorio) es una agresion intolerable, pero si lo dicen ellos entonces está bien?
  5. En realidad no sé si necesitan justificar el acoso al que me someten ante los demás o ante su propia conciencia. En el segundo caso sería una buena noticia, porque al menos significaría que tienen de eso. Aunque honestamente lo dudo: creo que intentan justificarse ante los demás en un rasgo característico de los psicópatas, la manipulación, pretender hacer pasar a la víctima por agresora.

Un saludito a todos los que tenéis como máxima en la vida «si no puedes ayudar, molesta«. Lo importante es participar ?