
Refuerzo aleatorio o condicionamiento operante
Si colocamos a una rata en una caja con una palanca y le damos una bolita de comida cada vez que la pulse, la rata comenzará a darle muy rápido. Poco a poco, el ritmo de pulsación irá decreciendo hasta pararse. Al final, la rata sólo le dará a la palanquita cuando tenga ganas de comer. Si no le damos bolitas aunque pulse la palanca, quizá lo intente un par de veces, pero tarde o temprano se cansará y se dedicará a otra cosa. Pero si queremos ser realmente chungos con esa rata, si queremos ser una Cruella De Vil de la experimentación animal, démosle una bolita cada cierto tiempo. Sin un patrón predecible. Quizá pulse la palanca cinco veces y […]