Soy de esa clase de personas que tropiezan 80 veces en la misma piedra. Y hasta se encariñan de ella. Y creen, por absurdo que parezca, que la piedra puede cambiar.
Menos mal que me ibas a compensar por todo el daño que me hiciste. ¡Vaya forma de compensarme! Jodiéndome otra vez. Claro que la culpa es mía por creer que podías cambiar.