Hace unos días contactó conmigo Lucía Taboada, del programa La Redada, para realizar una pequeña entrevista sobre qué ha supuesto internet para el feminismo, que aparecerá publicado en su podcast en los próximos días. El tema me parece muy interesante, pero obviamente las limitaciones del formato son las que son y el tiempo previsto para dedicarle al tema ya me avisó que sería limitado, motivo por el cual me gustaría tratar el tema en el blog y extenderme un poco más, sobre todo para evitar caer en el sempiterno tema de los trolls que se dedican a acosar a feministas utilizando las redes sociales para ello amparados en el anonimato.
Porque me parece indudable que internet ha aportado muchísimas cosas buenas al feminismo, y me gustaría resaltar unas cuantas.
En primer lugar, creo que internet nos ha ayudado mucho a las feministas en cuanto a lo que concierte a la cohesión de grupo. Entre los distintos grupos feministas en los que me he integrado desde hace un tiempo, tenemos una broma frecuente: necesitamos un Tinder feminazi para poder conocer amigas feministas en nuestra zona, porque llega un momento cuando te pones las gafas violetas en que te sientes muy sola. La feminista del grupo es esa amiga corta-rollos que, cuando alguien hace un chiste machista, racista, homófobo, tránsfobo, capacitista o cualquier otro derivado que se burle de un colectivo oprimido, mientras todo el mundo se está riendo, ella te mira muy seria y te dice «eso que has dicho no ha tenido maldita la gracia«. La feminista del grupo es esa amiga que cuando dices alguna burrada sobre alguna otra mujer a la que has tratado fatal, si te tiene que decir que eres un cerdo cabrón, te lo dice abiertamente. La feminista del grupo es esa amiga que cuando dices que la exnovia loca de tu colega le ha puesto una denuncia falsa porque total solo por darle un empujón en plena calle ya le quiere hundir la vida AL POBRE, te mira fijamente y te dice que si eso lo ha hecho en plena calle a la vista de todo el mundo a saber qué no le hará en casa cuando no mire nadie, pero claro, como es tu colega te crees todo lo que te dice, ¿verdad? La feminista del grupo es esa amiga a la que te divierte hacer enfadar por puro vicio.
Así que, inevitablemente, la feminista es esa amiga corta-rollos, la que genera polémicas por no seguir la corriente, y la que acaba siendo tachada de conflictiva porque siempre está armando guerra cuando los gañanes de sus amigos se pasan de la ralla y no les pasa ni una. En determinados ambientes, y en ciudades pequeñas, puede llegar a ser muy duro, puedes llegar a sentirte muy sola y apartada. Saber que ahí fuera hay más gente que opina como tú, que comparte tu visión del mundo y tu ideal de sociedad, que no eres la rara del grupo o la que discute por deporte, es liberador. En este sentido internet, las redes sociales, twitter, los grupos de facebook, blogs, etc. creo que han jugado un papel crucial en la vida de muchas feministas.
Desconozco la historia de los orígenes de Pikara Magazine o Proyecto Kahlo, aunque imagino que no serán muy distintos del nacimiento de Locas del Coño: varias amigas que se han conocido gracias a Internet, que conectan pese a sus diferencias, deciden que quieren tener un lugar en el que expresarse y que su voz sea escuchada. Y entre risas y bromas, nace una revista colaborativa online que empieza a petarlo porque resulta que ahí fuera hay muchísimas otras mujeres que también quieren expresarse y hacer oír su voz.
Para quienes sin duda internet también ha contribuido a derribar una tremenda barrera es para aquellas feministas con neurodivergentes o con diversidad funcional. Pienso por ejemplo en mujeres con ansiedad, depresión, fobia social… para quienes participar acudir a una manifestación es algo impensable; o participar en una asamblea, levantar la mano y hacer oír su voz les supone una tremenda dificultad. Para personas con este tipo de dificultades, internet es una gran herramienta para canalizar sus inquietudes, compartir sus puntos de vista y relacionarse con otras personas con sus mismas inquietudes.
En este sentido, mi querida Sol @_Missmovin0n con su activismo a prueba de bombas pese a las dificultades contra las que tiene que luchar a diario; la guerrera Graciela con su cariño y su capacidad de crítica amorosa y de autocrítica implacable; y Montse N. Rios @Montse_N_Rios con su profundidad de análisis y la tremenda fuerza de su experiencia vital son 3 de las personas que más me han ayudado a reflexionar y a abrir mi campo visual en este tema. Leer a Galicia Méndez @srtagalicia sobre cómo afecta el trastorno límite de personalidad a su relación con los hombres y el sexo debería estar en los manuales de 4o de la ESO.
Un poco en esa misma línea están las experiencias vitales de mujeres que luchan a brazo partido para vivir con trastornos alimenticios. Me atrevería a decir que no hay mujer en el mundo que carezca de complejos, y la convivencia con ellos es más o menos conflictiva dependiendo de múltiples factores, entre ellos que la autoestima femenina no es bien recibida en un mundo machista en el que se utiliza nuestra autoestima y nuestros complejos como mecanismo de control y chantaje, por no mencionar los millones que mueve la industria de la inseguridad en la autoimagen femenina. Poder leer a mujeres de la fuerza vital de Lidia Infante o Li Kaczynski es impagable.
Gracias a internet también tenemos la posibilidad de acceder a otras corrientes feministas que nos quedan lejanas, ya sea ideológicamente hablando o incluso a nivel geográfico o de experiencia vital. Contrariamente a lo que se suele decir, el feminismo no es un movimiento monolítico, sino que son numerosas las corrientes, los distintos planteamientos y los debates internos. Internet me ha aportado en cuanto a feminista acceso a personas y discursos a quienes de otro modo probablemente jamás habría conocido.
¿Cuántas oportunidades habría tenido en mi vida de conocer y escuchar (¡ojo! La clave aquí es precisamente escuchar, preguntar y aprender) a mujeres que se dedican a la prostitución o al porno? Pocas, seguramente muy pocas o ninguna. De no ser por internet y las redes sociales, el único acceso al discurso sobre prostitución que habría tenido habría sido el hipócritamente filtrado por los medios de comunicación y las propuestas interesadas de los partidos políticos, quizá muy rara vez mediante entrevistas los testimonios poco representativos de una prostituta veinteañera de alto standing que nos cuenta que en una noche gana más que en un mes trabajando en un McDonalds, o los horrores de una víctima de trata obligada a prostituirle contra su voluntad que gracias poco menos que a un milagro logró escapar de las garras de la esclavitud sexual.
Interactuar con Contxa Borrell siempre atenta, compartir historias con @PaulaVip y caer fascinada ante su trayectoria vital y su facilidad de palabra. Poder leer a Montse Neira, con todas sus contradicciones (como cualquier ser humano) es un lujazo. Y en el lado opuesto del ring, @_ayme me parece una de las personas más interesantes de leer, con mucho fondo teórico y una capacidad de análisis envidiable.
En mi círculo cercano (compañeros de colegio, instituto, universidad o trabajo, amigos, vecinos, etc.) por ejemplo, tampoco conozco a nadie que sea transexual. Que también puede ser que no lo hayan compartido conmigo personalmente y sea yo quien desconoce esa circunstancia, ojo. No así en internet, donde he podido tener acceso a las experiencias que comparten a diario personas que no se identifican con el género que les fue asignado al nacer, tengan o no intención de transicionar mediante tratamiento hormonal u operación, o tengan la expresión de género que tengan. Son interesantísimos los debates en twitter sobre el género y su circunstancia, entre las distintas teorías sobre el género (aquí un breve resumen de las distintas posturas radfem/transfem y feminismo de la igualdad, la diferencia, etc.), y gracias a escuchar a personas que saben más que yo he podido formarme mi propia opinión (probablemente errónea). Un secreto no tan secreto: soy muy crítica con la teoría transfeminista cuando la crítica al binarismo de género se descabalga hacia inventarse géneros propios y personales sin base material multicolores y con purpurina. Tu género no define toda tu identidad: es, como mucho, una parte de ella. Claro que esto es muy fácil de decir cuando eres una persona que fue asignada mujer al nacer y que no ve ninguna contradicción entre este hecho y su día a día. No obstante, me parece que la teoría transfeminista adolece de un gran componente de misoginia cuando invisibiliza las opresiones que vivimos por el mero hecho de que la sociedad nos identifique como mujeres y nos atribuya unos roles determinados por ello. Pero eso sería tema de otro post.
Las personas que más me han enseñado sobre transfeminismo, esas personas que cuando hablan me veo impelida a callar y escuchar atentamente, han sido @DarukuCelsius, Darío aka @senorcito, Elizabeth aka @Cisheterofobia y Sara Riot.
Desde mi perspectiva de mujer blanca, europea, universitaria y de clase baja (aunque con aspiraciones de clase media, no nos engañemos tampoco que vengo de un barrio marginal y eso imprime carácter), el feminismo islámico me es completamente ajeno. ¿Cómo si no mediante internet podría haber llegado a leer a Laura Rodríguez Quiroga, española, feminista y musulmana, y llegar a comprender su militancia y su lucha tanto contra las contradicciones de su elección como contra los prejuicios de la sociedad en la que vivimos? Un viaje de unos días a una ciudad de mayoría musulmana es quizá suficiente para sacarle brillo a mis prejuicios, pero no para llenar mis lagunas. Leer a Fatima Mernissi puede ayudar a completar una visión de conjunto, pero el foco en los pequeños detalles, en el día a día de las activistas, es lo que nos ayuda a capturar la profundidad y complejidad de un mundo que, como decía, me es completamente ajeno ideológica y hasta geográficamente hablando.
Pamela Palenciano es una activista que sufrió maltrato siendo adolescente, de los 12 a los 18 años, y ha reconvertido esa experiencia vital que te machaca en un monólogo que parte de lo personal a lo politíco como una forma de transformar los modelos de amor romántico machistas: con un humor ácido, logra conectar con un público adolescente y explicar que no solo duelen los golpes, que la violencia de género va mucho más allá. @Nosolopam está de gira permanente por institutos y teatros pequeños, pero es gracias a la fuerza de youtube que sus videos han alcanzado y logrado concienciar a muchísima gente que no ha tenido la oportunidad de verla en directo.
A grandes rasgos, se me ocurre que estas son las mejores cosas que internet me ha aportado como feminista, gracias a la contribución de #MisHermanasFeministas, tan distintas entre sí, luchadoras infatigables, confusas, diversas, dulces, amorosas y combativas. Me dejo a muchas otras (consciente o inconscientemente), y estoy segura de que ellas sabrán perdonarme la ausencia o el olvido. Sirva este post como abrazo colectivo, como un GRACIAS enorme por lo muchísimo que me aportáis a diario, y como humilde guía introductoria para quien hasta ahora creyera que el feminismo es un movimiento uniforme, monocolor y unidireccional, y de repente se de cuenta de que abarca muchísimo más que las capturitas de tuits sacados de contexto con las que algunos presuntos adultos se divierten señalando y acosando a adolescentes como nostálgicos del bullying muchos años después de haber dejado atrás el instituto.