El próximo lunes firmo la tercera hipoteca de mi vida, la primera en la que yo seré la única titular y propietaria. Sin aval, sin otra nómina aparte de la mía, sin pareja que me acompañe, sin familia que ejerza de amortiguación por si me estrello. Es la primera vez que puedo decir que mi casa es solo mía, y que mi futuro y mi seguridad no dependen de los vaivenes de una relación. Es la primera vez que puedo decir que algo es solo mío, que solo dependo de mí misma para salir adelante, y por primera vez también soy muy consciente de todo lo que eso implica. Nunca como hasta ahora había tenido que lidiar con el modelo de amor líquido desarrollado por Bauman. Para quien lleve décadas con la misma pareja debe ser difícil imaginar el terremoto emocional que supone que toda tu vida se venga abajo en un minuto, y lo que significa empezar de cero otra vez. Para mí es muy importante, en este momento en que me encuentro, poder construir el futuro con una base sólida que no dependa de nadie más que de mí misma.

Llega un momento en que ya no quieres tener que contar con nadie para seguir adelante y prefieres montártelo por tu cuenta. Quien quiera acompañarme es bienvenido, pero en esta nueva etapa no necesito un compañero para llevar a cabo mis proyectos, ya no es algo que me condicione. Puede parecer algo menor pero no lo es, implica un cambio radical en cómo concebía mi vida hasta ahora y de hecho es una adaptación completa de mi planteamiento vital más que una mera circunstancia.

También es la primera vez en 10 años que voy a vivir sola, y aunque por un lado me hace una ilusión bárbara, también será la primera vez en 10 años que sé que no habrá nadie en casa cuando llego y eso asusta un poco. Estoy en un momento de mi vida en que necesito más que nunca tranquilidad, silencio, paz, organizarme a mi aire sin que nadie me pida explicaciones, no tener que aguantar gritos, insultos y discusiones absurdas.

En esta fase en la que he aprendido por fin a dejar fuera de mi vida a aquellas personas que me hacían daño. Me ha costado mucho esfuerzo y sufrimiento, he aguantado mucho cuando no debería, y a fuerza de hostias he aprendido a echar de mi vida a empujones a quien me quiere mal, ya solo forman parte de mi círculo cercano aquellas personas que yo quiero que estén cerca.

Todo en conjunto significa un cambio de chip importante, empezar a tomar las riendas de mi vida. Una nueva etapa que estoy ansiosa por empezar, aunque también implique un salto al vacío considerable, y eso siempre da miedo.

 

Autora: Alyssa Monks
Autora: Alyssa Monks