Reflexión absolutamente intrascendente de domingo por la mañana.

Cada vez que escucho a un hombre (particularmente si ese mismo hombre antes se ha significado en contra del feminismo) criticar a una mujer por ser «prepotente», no puedo evitar pensar en qué profunda inseguridad y cuan arraigado sentimiento de inferioridad le recorre la espina dorsal cuando se encuentra ante una mujer fuerte, vehemente, que no disimula bajo una capa de falsa humildad para no ofender el frágil ego masculino ?

Si eres mejor que ellos en algo, les humillas; si eres demasiado inteligente, ningún hombre te va a querer.

Mientras que en los hombres es decisión, capacidad de liderazgo y seguridad en sí mismo, en las mujeres esos mismos atributos se traducen en prepotencia, arrogancia, y en último término «mala educación». Las señoritas bien educadas demuestran siempre su humildad sin presumir de lo que saben. Decía Ortega y Gasset:

El hombre inteligente siente un poco de repugnancia por la mujer talentuda.

Inteligentes, pero algo inseguros de sí mismos si una mujer con talento les hace sentir repugnancia…

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