Autor: Charly Palmer
Autor: Charly Palmer

RESUMEN

El género no es una categoría que haga referencia únicamente a las mujeres: es una categoría analítica que atraviesa el mundo en el que vivimos y que interactúa junto a otros ejes analíticos como la raza, la clase social o el estatus de persona migrante, entre otros. Integrar la intersección entre los diferentes ejes de forma transversal en cada una de las disciplinas dota a la investigación científica de una profundidad necesaria para poner luz sobre las zonas del conocimiento que han permanecido a la sombra de la visión hegemónicamente androcéntrica. El feminismo ni debe quedarse en una cajita aislado del resto de disciplinas, ni quedar relegado únicamente a «esas cosas de mujeres». 

INTRODUCCIÓN

El interés por la clase social, raza y género apuntaba, en primer lugar, el compromiso del estudioso con una historia que incluía las circunstancias de los oprimidos y un análisis del significado y naturaleza de su opresión, y, en segundo lugar, la comprensión académica de que las desigualdades de poder están organizadas en al menos tres ejes.

Así se expresaba Joan W. Scott en su artículo El género: una categoría útil para el análisis histórico publicado en 1996 en la compilación realizada por Marta Lamas para la Universidad de Mexico publicado en 1996 bajo el título El género: la construcción cultural de la diferencia sexual.

EL GÉNERO COMO CATEOGORÍA DE ANÁLISIS TRANSVERSAL

Ange-Marie Hancock, Profesora Adjunta de Ciencias Políticas y Estudios de Género en Yale definió el término interseccionalidad de la siguiente manera:

En los últimos veinte años, la interseccionalidad ha surgido como una respuesta convincente a los argumentos en nombre de la política basada en la identidad en toda la disciplina. Lo ha hecho llamando la atención sobre los efectos simultáneos e interactivos de género, raza, clase, orientación sexual y origen nacional como categorías de diferencia (…) Sin embargo, la consideración de la interseccionalidad como un paradigma de investigación aún no ha ganado un amplio punto de apoyo en la ciencia política

Atendiendo a los criterios expuestos, podemos definir la interseccionalidad como el fenómeno por el cual cada individuo jerarquiza su pertenencia a diferentes categorías políticas y compone su identidad propia a través de una panoplia de experiencias atravesadas por múltiples categorías sociales como el género, la raza, la clase social, la orientación sexual, etc.

El término fue acuñado por primera vez por la académica negra y feminista Kimberlé Crenshaw en 1989 en un artículo muy crítico desde el feminismo negro a la teoría feminista, la doctrina antidiscriminatoria y la política antirracista.

Según Joan W. Scott (1996), el género se compone de cuatro elementos:

  1. Símbolos culturalmente disponibles
  2. Conceptos normativos para interpretar el significado de esos símbolos
  3. Instituciones políticas y organizaciones sociales
  4. Identidad subjetiva

Estos cuatro elementos, de igual forma, pueden utilizarse para analizar los paradigmas identitarios basados en la clase social, la raza, el estatus de migrante, y cualquier otro sistema de opresión. La interrelación de los 4 elementos por un lado, y de los diferentes estatutos identitarios por otro, configuran lo que denominamos análisis interseccional.

Mientras que toda investigación científica, cualquiera que sea la disciplina de la que se trate, pretende siempre presentarse a si misma como neutra, objetiva, universal y carente de sesgos, lo cierto es que de forma recurrente este punto de vista ha estado marcado por una visión androcéntrica propia de un colectivo muy concreto: hombres blancos, occidentales, heterosexuales y de clase media/alta. Una visión pretendidamente universal que está muy lejos de otras realidades significativamente marcadas por el género, la raza y la clase social, entre otros elementos de análisis. Una visión que no solo no es universal, sino que deja fuera del foco de su análisis elementos de otras realidades.

Huyendo de la visión esencialista y universalizadora, la Doctora Ana María González nos recuerda que las mujeres no son un colectivo, sino que forman parte de múltiples colectivos, cada uno de ellos con características, necesidades e intereses propios que interseccionan, matizan y complementan la experiencia del género, y por lo tanto influyen en el devenir de su vivencia histórica y sociopolítica. En este sentido, omitir estas influencias en la investigación científica de cualquier rama del conocimiento no puede sino dar lugar a un conocimiento parcial del mundo en el que vivimos. Un conocimiento desde una perspectiva androcéntrica que iguala la experiencia de los hombres como universal, como señala la catedrática de Historia e instituciones Económicas Lina Gálvez.

CONCLUSIÓN

Si el propósito último de toda investigación científica consiste en descubrir, interpretar y conocer el mundo que nos rodea, incorporar el análisis interseccional de forma transversal en todas las disciplinas constituye un imperativo categórico. 

Autor: Charly Palmer
Autor: Charly Palmer

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