Hace unos días, fue estrangulada una mujer en Torre Pacheco, Murcia. El detalle morboso que saltó a los medios de comunicación fue que el asesino le dejó una flor en el pecho, en un macabro remake de La Bella Durmiente.
Rápidamente saltaron las alarmas: la víctima había denunciado a su pareja hace 10 años por malos tratos. No consta que entonces las autoridades intervinieran. Ahora que ha ocurrido una desgracia irremediable, ahora ya sí se ponen las pilas y detienen al presunto asesino en el aeropuerto, con un billete de avión comprado.
¿Y cómo reseñan en El Mundo la noticia? “La VOLCÁNICA RELACIÓN que mató a Lourdes”
No la mató un hombre violento y machista que no toleraba que ella le dejara. No. La mató una “relación volcánica”. Una impersonal relación volcánica, en el mejor de los casos; y en el peor, ella también es culpable de su propio asesinato porque una relación es cosa de dos.
Hemos pasado del “aparece muerta”, “hallada muerta”, “encontrada muerta”, o “una mujer fallece”, como si no fallecieran mujeres todos los días por causas comunes, para que cuando por fin se atreven a utilizar verbos como “matar” o “asesinar”, que son los que definen de una manera más apropiada un crimen machista, cuando por fin se atreven a utilizar verbos como “matar” o “asesinar” resulta que el sujeto no es un hombre, su pareja o expareja, sino “una volcánica relación”.
No. No la mató “una volcánica relación”: la estranguló una persona. Y todas las sospechas apuntan en este momento a su pareja. A una volcánica relación no se la puede detener ni sentar en el banquillo. A un asesino sí.
Y es que el tratamiento informativo de la violencia de género deja mucho que desear. Ya no es solo que omitan al sujeto de la acción siempre que pueden, aunque tengan que dar tres saltos mortales con tirabuzón. Lo hemos comentado antes: “aparece muerta”, “hallada muerta”, “encontrada muerta”, o “una mujer fallece” son fórmulas habituales.
Pero todos los días mueren mujeres por causas naturales y no es noticia. Cuando es noticia es porque ha ocurrido algo más. “Una mujer se cae de un tercer piso y detienen a un marido”. Un marido cualquiera que pasaba por allí, que no tenía relación alguna.
“El cadáver de una mujer es hallado con una rosa en el pecho y detienen a su pareja en el aeropuerto cuandos se disponía a coger un vuelo”. Qué mala suerte, fallece su mujer y encima le joden las vacaciones, todo el mismo día. Ya es tener mala suerte.
Y luego está el uso del “presunto”, que todavía no lo dominan. Aquí el 20minutos le llaman a él asesino sin presunto ni hostias pero ni aún así ella ha sido estrangulada, matada, asesinada… él es un asesino pero ella ha sido «hallada muerta«, para variar.
resunto es un adjetivo que se utiliza para definir a quien está siendo investigado por un delito, pero aún no ha sido juzgado. Una víctima no es presunta. Una mujer que ha sido ingresada con la cabeza partida con una barra de hierro no ha sufrido una “presunta agresión” ni una “supuesta agresión”. Porque poner en duda a las víctimas (“presuntas víctimas”) o poner en duda a las propias agresiones sufridas (“presunta agresión”), lo que hace es alimentar el imaginario de las denuncias falsas, de las mujeres que se inventan agresiones por joderles la vida a pobres hombres inocentes. Si te tienen que hospitalizar con el cráneo reventado, no eres una presunta víctima ni has sufrido una presunta agresión: el presunto es el autor.

Parece un detalle inofensivo, pero no lo es. Porque aquí lo que se está cuestionando no es la inocencia del detenido, que tiene antetodo presunción de inocencia. Lo que se está cuestionando así es la credibilidad de la víctima. Ese «presuntamente» mal colocado está cuestionando si la víctima fue agredida o no. Con un asesinato es difícil cuestionar a la víctima, pero mirad lo que ocurre si cambiamos asesinato por agresión. Observad la diferencia:
- La han agredido, ¿fue su pareja? Presuntamente.
- ¿La han agredido? Presuntamente. Igual se lo inventa
Os voy a hacer un esquema
- «La presunta víctima de agresión» -> MAL
- «La víctima de una presunta agresión» -> MAL
- «El autor de la pregunta agresión» -> MAL
- «El presunto autor de la agresión» -> BIEN
Son innumerables los recursos que tienen los periodistas a su disposición para realizar un tratamiento informativo de la violencia de género que no contribuya a suavizar o justificar la violencia, que no perpetúe el estereotipo sobre las víctimas, que no ayude a limpiar la imagen del agresor y cargue la responsabilidad sobre las víctimas. Si a estas alturas siguen sin hacerlo, ya no pueden alegar desconocimiento o ignorancia: es indiferencia o mala fe.
Por si aún queda algún periodista que acaba de salir de 10 años en coma, se acaba de reincorporar a la redacción y no sabe cómo tratar los crímenes de violencia machista, ahí va una pequeña guía:
- No son “sucesos”: es un problema social.
- No digas “crimen pasional”. La pasión no mata a nadie: el machismo, sí. Tampoco es una «relación volcánica»: es una relación de maltrato.
- No culpes a las víctimas. No la mató porque intentó dejarle, no la mató porque le fue infiel, no la mató por salir con las amigas. La mató porque la consideraba de su propiedad y no toleraba que tuviera libertad para hacer con su vida lo que a ella le diera la gana sin contar con su autorización.
- No utilices la existencia o no denuncias previas como un factor de culpabilización de la víctima. Si denunció y siguió con él, lo más probable es que no recibiera la ayuda adecuada, y si no lo hizo pudo ser por mil motivos, entre otros precisamente la idea de que nadie la iba a creer.
- Los picos de violencia en una relación de maltrato se producen cuando la mujer intenta abandonarle. No la juzgues ni la culpes en tu relato por no haberse alejado de un hombre violento.
- No justifiques el crimen. No la mató porque tuviera celos, no la mató porque estuviera borracho, no la mató porque no pudiera vivir sin ella, no la mató porque la quisiera demasiado.
- No relates el asesinato paso a paso. La noticia no es un tutorial. De hecho, existen estadísticas que indican que, tras un crimen machista con repercusión mediática, es más probable que se produzcan otros inmediatamente después por imitación.
- No te recrees en detalles morbosos. Son innecesarios y alejan el foco de la raíz del problema.
- Amplía las fuentes. Consulta a profesionales. No te quedes solo con el testimonio de la vecina que te cuenta que siempre saludaba, ni con el del vecino que te dice que no entiende qué le habrá podido hacer ella para que él, POBRE, pierda la cabeza.
- Siempre, siempre, siempre, haz mención al teléfono de atención a las víctimas. Incluso aunque, como en este caso, la víctima denunciara y no le hicieran ni puto caso.