Son innumerables las veces que he escuchado o leído ese argumento sobre el caso de la trabajadora de IVECO que fue inducida al suicidio por el acoso al que la sometieron sus propios compañeros de trabajo, cuando su expareja difundió un video privado para extorsionarla al negarse ella a volver a mantener relaciones.

«Si no quería que se difundiera el video, ¿para qué se graba?»

Es que no se ha grabado para un programa de televisión, ni para un canal de youtube, ni para una story de instagram. Se ha grabado en un momento íntimo, en una situación íntima, para que la vez UNA SOLA persona en un contexto de confianza mutua. No se grabó para que se difundiera, se grabó como parte de un juego erótico con una persona en la que confiaba. Vamos a plantearlo de otra forma: Si no quería que se difundiera el video, ¿para qué confía en un hombre? Eso sí te escandaliza, ¿verdad? Pues es exactamente lo mismo que estás diciendo, dale una vuelta.

Lo dije en su momento, pero a ver si así queda más claro:

Si crees que el problema está en la existencia del video íntimo, entonces estás admitiendo (igual que Fran Rivera) que los hombres no son de fiar.

La causa, el origen, la raíz del problema no es la existencia del vídeo: la causa del problema es la existencia de la traición, y la raíz está en la existencia de un castigo social en forma de vergüenza y humillación para las mujeres que no se da en los hombres.

Pero ¿qué sería de esta sociedad si no pudiésemos culpar a las mujeres por todo aquello que los hombres NOS hacen?

Pero es que la gente es mala por naturaleza y tenemos que protegernos por pura precaución.

Parece una afirmación de sentido común, pero no es cierta. En sociología no existe consenso sobre si el ser humano es egoísta o es un ser social, hay diferentes teorías al respecto. En lo que sí hay consenso es en que el ser humano responde a incentivos. Por eso me gusta recomendar la serie de libros de Tim Harford «El economista camuflado», no porque económicamente sean brillantes (no lo son), sino porque sacan a la luz la lógica de los incentivos muchas veces contraintuitiva con la que los seres humanos nos desenvolvemos en sociedad.

En cualquier caso, no puedes protegerte de la gente que te quiere y a la que quieres, precisamente porque son relaciones basadas en la confianza mutua. Por eso es tan difícil desde un punto de vista emocional, por ejemplo, plantear un acuerdo prenupcial de separación de bienes (en Catalunya esto lo hemos resuelto haciendo que sea el régimen por defecto). La única forma 100% efectiva de que no te traicione la persona a la que amas y en la que confías es… que no te quiera nadie.

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