Si es mentira que «en ausencia de violencia se pueda hablar de todo», porque tienes líneas rojas que no piensas cruzar (referéndum pactado) y porque en ausencia de violencia te expones a que te caigan entre 9 y 13 años de cárcel, resurge la violencia.

Lo que estamos viendo estas semanas no es únicamente una reacción a la sentencia a los 9 líderes políticos encarcelados: es también una respuesta a la inacción de la clase política independentista, a la parálisis del Govern (real o percibida), noqueados tras la encarcelación preventiva, llamando a la desobediencia civil pero sin atreverse a dar pasos en la dirección de la desobediencia institucional por miedo a acabar también en Soto del Real.

Un miedo completamente legítimo, lógico y comprensible, por otra parte. Si en ausencia de violencia hay políticos encarcelados por llevar adelante su programa político, entonces en ausencia de violencia NO se puede hablar de cualquier cosa, y el resto de representantes públicos que comparten programa no se atreverán a llevarlo a cabo. Objetivo conseguido. Pero si cierras todas las opciones políticas, entonces surge la antipolítica.

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