Los medios de comunicación en esta crisis son los que están redefiniendo la conducta normativa, y encabronarnos con el vecino y gritarle por irresponsable es una conducta que está siendo jaleada y socialmente premiada. La proliferación de estos discursos alimenta la espiral represiva.
Yo, está mañana, grité desde mi ventana a dos maduritas que iban bien juntas. Les dije que qué parte no entendían de ir separadas. Se han echado a reír. Los más de 200 fallecidos de ayer a hoy les deben de hacer gracia. No tenía zapatilla a mano…
— Pilar Del Pozo Yuste (@DelPozo_Yuste) March 20, 2020
https://twitter.com/Glorydays0352/status/1241107328893624322
¿Quieres ir por libre? ¿Te la suda la cuarentena? ESTO es lo que te espera. 😈😈😈 pic.twitter.com/mbf665L29s
— Max Pradera 🚀 (@maxpradera) March 20, 2020
Hospitales saturados, empresas cerrando, personas muriendo. Y seguimos sin hacernos a la idea de lo que arriesgamos. No nos importa jugárnosla, pero echadnos una mano, ciudadanos de #LHospitalet #GULH @nuriamarinlh @pepecastrob @calcazar @elperiodicoLH @punsix @elsmatins pic.twitter.com/cM1bozRs8r
— SPL-CME GU L’Hospitalet (@SplCme) March 20, 2020
Pedradas a los sanitarios por la mañana, aplausos por la tarde. pic.twitter.com/qMYbq2qWiU
— Txeyen (@txeyen) March 21, 2020
https://twitter.com/ConMalTalante/status/1241408231458705409
No puedo dejar de pensar en el experimento de la cárcel de Stanford, y en cómo nos están llevando a todos a convertirnos en carceleros.
Y es que el marco de pensamiento que se ha instaurado para gestionar esta crisis no es el de responsabilidad y colaboración, es de represión y envidia. «Si yo no salgo, que no salga ese tampoco«. Y «ese» a lo mejor es un tipo que trabaja en un hospital, o en un servicio de limpieza, o es transportista, pero no lo sabemos y automáticamente nos ponemos en modo poli y nos entran las ganas de detener, juzgar, condenar y disparar.
Sí, también proliferan iniciativas vecinales de ayuda mutua, pero no es el comportamiento que se está alentando desde los medios de comunicación. Habrá que analizarlo cuantitativamente, pero percibo que no se les está dando el mismo espacio ni de lejos. Desde las redes sociales es otra cosa, pero ahí tampoco puedo jugármela porque mi burbuja no es representativa. Lo que veo es un interés nada disimulado por abrir aún más la brecha entre «nosotros» y «ellos». Los «buenos» contra «los malos». Y los malos son esos que salen por cualquier motivo que desconocemos y que tampoco nos interesa conocer, porque si yo estoy jodida tú también te jodes.
— javier olivares (@olivares_javier) March 21, 2020
Pero no solo nos están animando a increpar y ejercer un control coactivo sobre la conducta de nuestros vecinos, literalmente hablando. También están alimentando la guerra entre comunidades. Cronológicamente hablando: primero fueron los madrileños, que se desperdigaron por España de vacaciones en cuanto cerraron los colegios; inmediatamente después, los catalanes que se fueron a la Cerdanya y a la Costa Brava; unos días después, los vascos que se fueron a Cantabria de puente; y ahora, valencianos que se van de fin de semana. Este timing no es para nada casual. Y probablemente tampoco sea 100% real. Empiezan a aparecer voces que cuestionan los llamamientos a la furia y la rabia entre comunidades, cuestionando el discurso de la irresponsabilidad colectiva promovido por los medios de comunicación. Y con la cantidad de bulos que están circulando estos días, da como mínimo para poner la información que nos llega también en cuarentena.
También en Madrid falsearon las imágenes de atascos de salida hacia Andalucía. Alguien está muy interesado en desviar el problema de la responsabilidad del gobierno a la de los ciudadanos. Que no digo que no la tengan pero no en estos casos.
— Marga Retacher (@MRetacher) March 20, 2020
Yo también he estado en ese atasco y todos los coches de mi alrededor eran de trabajadores que volvíamos a casa. Después de salir de ahí nos encontramos con el siguiente atascazo por otro control 🤦🏻♂️ pic.twitter.com/qO0u49N2Hp
— José Manuel González (@jomagonto) March 20, 2020
https://twitter.com/JaviSkan/status/1241332498031874048
Lo que leo en tuiter “ La gente pasa de todo, están las calles llenas, niños jugando, supermercados llenos, runners etc”
Lo que veo cuando salgo: Calles desiertas, gente con mascarillas y guantes andando nerviosa y cambiándose de acera si se cruza con alguien”🤔
— elenística (@ele_nistica) March 20, 2020
¿Qué está ocurriendo aquí? Y más importante aún: ¿por qué?
Hablemos del análisis de contenido como técnica de investigación sociológica, cualitativa y cuantitativa. Se trata de una técnica para leer e interpretar el contenido de cualquier clase de documentos o mensajes comunicativos, y en especial de los textos escritos. También de los mensajes emitidos en redes sociales, que los partidos políticos llevan realizando desde hace años a partir de técnicas como el sentiment analysis para cuantificar sentimientos positivos o negativos de la opinión pública. Seguid a Carlos Guadian en twitter, que de estas cosas sabe un puñao.
La conclusión de la investigación publicada en Nature 👆 podría aplicarse a cómo se ha viralizado @coronavid19 apoyándose en sus conversaciones y troleos en otros virus y enfermedades.
El grafo pertenece a los últimos 53K tuits que han mencionado a @coronavid19 pic.twitter.com/ul82wQVMYd
— Carlos Guadián Orta (@carlosguadian) February 27, 2020
O a Barri, que ha analizado el juego sucio de VOX para promover una campaña contra Podemos en redes sociales a cuenta del coronavirus.
…¿y si en lugar de sacar los que mas rt's tienen filtro por las cuentas que más tweets lanzan? Es decir, cuentas que se encargan de engordar el HT mediante rt's masivos. Entonces veo esto. pic.twitter.com/RgVKFLjh3b
— Javier Barriuso (Barri) (@BarriPdmx) March 21, 2020
Para realizar correctamente un análisis de contenido, es necesario tener en cuenta cinco aspectos:
- El contenido
- El emisor del texto
- El destinatario
- La codificación utilizada
- Los canales de transmisión o de soporte del texto
A partir de la lectura se pueden extraer inferencias entre el texto y los contextos. El texto normalmente tiene un doble sentido que se puede sacar de una doble lectura: directa, es decir, al pie de la letra, o semántica, que le da un sentido latente a partir de la primera lectura directa.
La investigación cualitativa es esencial cuando queremos comprender, interpretar y sentir la voz de los actores implicados en un determinado fenómeno. Los métodos cualitativos son útiles cuando se quiere captar el significado, el proceso y el contexto de los procesos políticos sociales. Por ejemplo, probablemente denotaría un comportamiento psicopático diseñar una encuesta partiendo de un planteamiento del tipo: «¿Con usted, cual es el mecanismo de control social que resulta más efectivo para lograr que se quede en casa?»
- Las fotos de los ataúdes alineados en Italia.
- Por su culpa hay empresas cerrando, gente perdiendo el empleo.
- Por su culpa, mi abuela se va a morir si usted sale a la calle.
- Su abuela se va a morir si usted sale a la calle.
- Usted puede morir si sale a la calle.
- Los sanitarios están desbordados, los hospitales no dan a basto.
- Si usted sale a la calle, el confinamiento se va a alargar unas semanas más.
- Si usted sale a la calle, se expone a que alguien lo grabe, lo suba a redes sociales, el vídeo empiece a circular de whatsapp en whatsapp, y acabe saliendo en los informativos de toda España.
- Si usted sale a la calle, se expone a que los vecinos le vean y le increpen a gritos.
- Si usted sale a la calle, la policía le multará.
Parece obvio que no se puede plantear una encuesta en estos términos, y menos aún a posteriori. Tampoco parece muy adecuado, dado el trabajo de introspección que requiere para quienes participen en la encuesta, preguntarles por sus emociones ante la gente que ven saltándose la cuarentena sin conocer sus motivos:
- Enfado
- Rabia
- Furia
- Miedo
- Pánico
- Tristeza
- Alegría
- Envidia
- Impotencia
- Indiferencia
Parto de la premisa de que los comportamientos más antisociales no están al alcance del equipo de investigadores en una observación participante por haberse producido en la intimidad, y en una entrevista o encuesta a posteriori mentiríamos como bellacos. ¿Cuántos admitirán abiertamente, cuando todo esto pase, que se han lavado los dientes como máximo 5 veces desde el lunes, o que van intercambiando dos pijamas desde el inicio del confinamiento y los dos están a punto de echar a andar y meterse solos en la lavadora? ¿Cuántas personas conoces que admitan haber comprado papel higiénico para los próximos 5 años?
Pero hay otros métodos para recopilar información. La comparecencia de Pedro Sánchez anoche fue para verla con papel y boli, por la gran cantidad de datos que lanzó. Treinta y pico mil denunciados por saltarse la cuarentena, cruzado con la cantidad de efectivos de policía movilizados y la población que abarcan, nos permitiría extrapolar una cifra bastante aproximada de gente que está incumpliendo las normas de confinamiento. Una bajada del 50% de los delitos también da bastantes pistas.
Y además podemos recoger datos también de redes sociales y medios de comunicación y analizarlos con herramientas de sentiment analysis: tenemos la metodología, tenemos las aplicaciones para hacerlo, experiencia sobrada y tiempo para analizar los datos. Simplemente no me creo que a estas alturas no haya un equipo ya haciendo trabajo de campo.
La transparencia de todo el proceso de recogida de datos es clave. Así que espero, POR FAVOR, que alguien en el CIS, o en el CNI, se esté encargando de coordinar un equipo que esté recogiendo datos de todo esto, porque lo que está ocurriendo estos días, la respuesta social y los efectos a medio/largo plazo se tienen que estudiar en las facultades de sociología del mundo entero.
En días como los que nos ha tocado vivir, conviene recordar más que nunca las palabras de Orwell. No solo es un buen momento para releer «1984» al calor de los acontecimientos, sino también recordar que lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano.
Serie completa:
Una socióloga confinada. DÍA 3 (martes). Performance espontáneas
Una socióloga confinada. DÍA 4 (miércoles). Seguridad y sensación de control
Una socióloga confinada. DÍA 5 (jueves). Legitimidad democrática
Una socióloga confinada. DÍA 6 (viernes). Capital social y religión
Una socióloga confinada. DÍA 7 (sábado). Disciplina y otras áreas de análisis
Una socióloga confinada. DÍA 9 (lunes). Tolerancia social a la violencia
Una socióloga confinada. DÍA 10 (martes). La importancia de la comunidad
Una socióloga confinada. DÍA 12 (jueves). Recolección de datos sociológicos
Una socióloga confinada. DÍA 13 (viernes). Una sociedad sin ritos
Una socióloga confinada. DÍA 14 (sábado). La dimensión económica
Una socióloga confinada. DÍA 16 (lunes). Hipótesis de trabajo y marco teórico
Una socióloga confinada. DÍA 17 (martes). La importancia del frame
Una socióloga confinada. DÍA 18 (miércoles). Propuestas encaminadas a una renta básica universal
Una socióloga confinada. DÍA 19 (jueves). Coronavirus y clase social
Una socióloga confinada. DÍA 20 (viernes). El tratamiento a la tercera edad
Una socióloga confinada. DÍA 21 (sábado). El miedo como mecanismo de control social
Una socióloga confinada. DÍA 22 (domingo). Todos somos héroes
Una socióloga confinada. DÍA 24 (martes). La mascarilla como burka laico
Una socióloga confinada. DÍA 25 (miércoles). Sobre la estadística de prevalencia epidemiológica
Una socióloga confinada. DÍA 26 (jueves). Datos estandarizados
Una socióloga confinada. DÍA 37 (lunes). Cómo combatir los bulos