Una pregunta que surge con frecuencia en los interminables debates entre las corrientes feministas del transfeminismo y el feminismo radical es la eterna pregunta: ¿cómo sabes que eres mujer sin recurrir a los estereotipos de género socialmente construidos? La respuesta que se suele dar a esta pregunta desde posiciones transinclusivas me pone de mal humor: soy mujer porque siento que soy mujer, y el resto del mundo a callar, nadie tiene nada que decir respecto a mi identidad, no hay debate posible.

Bueno, pues no. Respecto a lo que cada cual se sienta no hay debate, pero sobre qué es la identidad y cómo se construye vaya si lo hay, y esa respuesta no responde a nada, es un argumento circular. Como llevo muy mal que me digan que me calle, vamos a hablar sobre la identidad desde el punto de vista de la psicología social.

No es la primera vez en este blog que hablamos sobre la construcción de la identidad, en su momento ya lo hice explorando la categoría de personas cuyos padres y/o madres han migrado a España y cuya identidad como españoles está continuamente en entredicho por el hecho de tener unos rasgos físicos, un idioma materno, una religión o una forma de vestir que no encaja con los estereotipos culturalmente asociados a la identidad española. Y también analicé las identidades trans desde las tres vertientes de la psicología social: la psicología social psicológica que va de dentro hacia fuera, la sociológica que va de fuera hacia dentro, y la construccionista que es una tercera vía que intenta superar la dicotomía anterior.

De la diferenciación anterior ya puede deducirse claramente que no hay consenso sobre cómo funciona el proceso de construcción de la identidad en la comunidad científica, así que permitidme que ponga en cuestión las afirmaciones tajantes de cualquier twittera random al respecto, sorry not sorry.

En lo que sí hay consenso es en que la identidad se construye por oposición, es situada, emergente, negociada, es relacional. La identidad no es algo preexistente o ajeno a la interacción social, algo que vive en nuestro interior y se proyecta al exterior de forma pura e inmaculada, sin influencia alguna de la sociedad. La identidad, en soledad permanente, pierde sentido.

La identidad emerge en la interacción social. Si yo hubiera nacido y vivido en la selva, o en el planeta de los simios, si me hubiera criado en una isla desierta en compañía de otros animales… no tendría sentido definir mi identidad a partir de la pertenencia a categorías como «mujer blanca hetero», porque no tendría disponibles esas referencias sociales en mi contexto cultural. Probablemente si mi socialización se hubiera producido en ese contexto, me definiría como «bípedo hembra sin pelo».

La identidad es aquello que yo percibo de mí misma al ser contrastado con los demás: en el proceso de interacción emerge mi identidad, por eso decimos que es situada, porque depende de ese contexto y de esa interacción; y es negociada porque contrasto la imagen que tengo de mí misma con la imagen de mí que tienen los demás, y «negocio» aquellos aspectos en los que no coincidimos, o bien adaptando la imagen que proyecto hacia fuera, o bien redefiniendo mi propio autoconcepto.

La propia identidad, el autoconcepto, se construye durante el proceso de socialización, cuando vamos descubriendo el mundo y las categorías en las que se organiza, vemos en cuales encajamos mejor, por eso la identidad no existe al margen de la sociedad. Antes del proceso de socialización, no hay autoconciencia de la propia identidad: hay juegos, hay exploración de roles, hay imitación de lo que vemos a nuestro alrededor, hay aprendizaje… pero aún no hay una identidad propiamente dicha.

Entradas relacionadas

Feminismo radical (Radfem) y transfeminismo (Transfem) explicado fácil. O casi

Transactivismo y feminismo radical (radfem): guerra abierta

Radfem, transfem y las identidades trans desde el punto de vista de la psicología social

Infancia trans y estereotipos de género

Yo soy… ¿español/a? Construcción de la identidad de las personas con padres/madres que han migrado a España

2 comentarios

  1. ¡Cada vez que visito esta web aprendo tanto! ¡Eres una lumbrera!
    Gracias Jessica, eres un orgullo para los que te leemos. Tus argumentos son sólidos y razonados, lejos del pensamiento mágico que tanto pulula últimamente.
    Por favor, permíteme una pequeña aportación: si cualquiera puede declararse mujer, ¿qué sera de las mujeres biológicas y de sus derechos? ¿Se difuminarán y desaparecerán? ¿Y las llamadas cuotas de género?
    Creo firmemente que están intentando colar un caballo de Troya en el movimiento feminista.
    Saludos.
    Isaac

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.