Poder, orden social y tecnología

Los sesgos no siempre son tan evidentemente intencionados o con una finalidad política como el ejemplo de Moses, o el de la arquitectura hostil. En la mayoría de ocasiones, se trata de conceptualizar el estándar de una manera determinada: en concreto, el hombre blanco, hetero, de clase media y entre 30 y 45 años. Todo lo que no encaje en el canon es sistemáticamente obviado.

¿Puede la tecnología ser racista?

No hay nada natural las trayectorias tecnológicas, y como tal se empapa de los valores culturales dominantes en la sociedad en la que tiene lugar, y que son propios de las personas implicadas en el proceso de innovación tecnológica. Un ejemplo es el del racismo en los algoritmos de la inteligencia artificial detrás de las principales plataformas web y redes sociales: Google, Facebook, Twitter…