El tortazo de Will Smith a Chris Rock en los Oscars ha abierto varios debates. Entre ellos, el de los límites del humor y el de los límites de la violencia tolerada. Salvo que te acabes de despertar de un coma o que hayas pasado las últimas semanas en una cueva sin acceso a internet, entiendo que todas conocéis ya lo que ha ocurrido en la gala de los Oscars y el debate que ha suscitado el tortazo que Will Smith le ha dado a Chris Rock después de que este hiciera un chiste de mal gusto a costa de la alopecia de su mujer. Llevamos desde entonces con debates incendiarios sobre los límites del humor, sobre si la violencia es o no es la solución, sobre si la reacción fue una machirulada y una coartada para tapar que Will también se descojonó del chiste, sobre si Jada podía haberse defendido sola… HABER.

Mi hipótesis es que quienes hemos sufrido bullying, tenemos un nivel de tolerancia más bajo hacia la violencia verbal y las humillaciones públicas que el común de la sociedad, tendemos a tolerarlas menos. Y, por contra, tenemos un nivel de tolerancia más alto hacia la violencia física cuando esta se utiliza para poner en su sitio a los abusones. Porque con los abusones simplemente no se puede dialogar. Fíjate si tendremos claro que el diálogo con los abusones no funciona, que nos hemos tenido que inventar todo un entramado coercitivo compuesto de leyes, jueces, abogados y policía para defender a los débiles del abuso de los poderosos. Lo que pasa es que el invento nos ha salido regular.

Quizá por eso me resultan tan extraños los alegatos sobre si Jada podía o no podía defenderse sola en ese momento, sobre lo que debería haber hecho, o mejor aún, sobre lo que habríamos hecho cada una de nosotras de haber estado en su lugar.

¿Podía defenderse sola? Indudablemente. Asumo que ninguna mujer, independientemente de su condición o de su posicionamiento político, necesita que un hombre la defienda de nada, que todas somos capaces de defendernos solitas, por principio. Ahora bien, afirmar que en un momento concreto y puntual, cuando te están humillando en público delante de millones de personas, tú no te quedarías bloqueada y serías capaz de reaccionar con temple y firmeza, ya me parece bastante más osado. Yo soy consciente de que, de haberme visto en una situación así, me estaría costando aguantarme las ganas de llorar, de ahí que agradezca que alguien que me quiere de la cara por mí, como sin duda lo haría una amiga. No es que necesite un hombre para defenderme, es que llegado el caso quizá necesite a media docena, no porque como mujer sea incapaz de defenderme sola, sino porque en una situación potencialmente conflictiva, agradezco el apoyo comunitario.

¿Que ella podría haber hecho muchas cosas para defenderse? Correcto. Desde subir al escenario y darle la hostia ella misma, hasta abandonar el teatro, pasando por coger el micro y dar un discurso sobre por qué reírse del físico y de las enfermedades de la gente está mal. Claro que podría, si hubiera tenido la sangre fría para hacerlo en ese momento. Y hoy la estarían criticando por ello, la estarían llamando histérica, amargada, que no sabe aguantar un chiste, que le ha jodido la noche a su marido, etc. Y eso lo sabemos todos.

¿Que fue una machirulada, una reacción violenta propia de un machirulo cuando vio que agredían a la que considera «su propiedad? Probablemente, no voy a negar mis propias contradicciones.

¿Que fue una coartada porque Will se estaba riendo también del chiste hasta que vio la cara que se le ponía a su mujer? No tengo ni la menor idea, y tampoco creo que sea relevante, la verdad, es un juicio de intenciones.

¿Que la violencia no es la solución? Correcto también, así como criterio general. Que un guantazo no es terrorismo es una obviedad que no pensé que tuviera que escribir nunca, pero es que hay quien ha comparado a Will Smith con los asaltantes de Charly Hebdo, y me parece una idea de olla tremenda. El problema de no justificar la violencia salvo cuando es el Estado quien ostenta el monopolio de su uso legítimo, radica en que somos perfectamente capaces de identificar la violencia puntual y explícita, mientras que la violencia sistemática y verbal pasa por debajo del radar. Esa violencia que pasa desapercibida, y que por lo tanto no criticamos. «Solo es un chiste, no era para tanto». Esa violencia es tolerada, porque nos permite mirar para otro lado, fingir que no pasa nada y seguir haciendo vida normal. La violencia explícita, el guantazo, esa no es tan fácil de obviar, esa nos interpela directamente, y por eso corremos a condenarla. Quienes no habéis estado expuestos a esa violencia soterrada, no sabéis los efectos devastadores que tiene. Y en no pocas ocasiones, el bloqueo mental al que esas humillaciones te someten conlleva que no seas capaz de defenderte tú misma. De ahí que cuando alguien ejerce de muro de contención y le para los pies al abusón, aunque sea ejerciendo violencia física como es el caso, no podáis contar con nosotros para condenarlo.

Por todo esto, aquí somos #TeamWill.

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