Prostitución: cuando la universidad legitima la explotación sexual

«El trabajo masculino es la norma en la que difícilmente encajan el trabajo doméstico y el trabajo sexual (sic), familiarmente denominados servicio doméstico y prostitución, porque en realidad lo que encaja mal en el sistema es el reconocimiento y la valoración del trabajo emocional realizado por las mujeres, el trabajo de cuidado formal e informal, mercantilizado o libremente entregado (producción afectivo-sexual).»

Institucionalización, poder y resistencia: feminismo radical, regulacionismo de la prostitución y activismo trans

El movimiento feminista ha vivido un progresivo proceso de institucionalización, no exento de tensiones y resistencias, que ha culminado en la Comisión Estatal 8M. La perspectiva regulacionista de la prostitución ejerce hoy el liderazgo institucional del movimiento. El apoyo del equipo municipal de Ada Colau desde el ayuntamiento de Barcelona ha sido fundamental para que esta perspectiva sea normativa entre la opinión pública.

Desmontando la prostitución: las putas no piden permiso, piden paso

Resulta curioso cómo el discurso abolicionista y el de las propias prostitutas en realidad no es tan antagónico, sino que se dan la mano y tienen el mismo análisis: que allí donde no pueden llegar las asociaciones hay trata y explotación sexual, que los puteros ponen en riesgo la integridad física y la salud de las mujeres en situación de prostitución, que los proxenetas se aprovechan de la situación de precariedad extrema de las mujeres, y que si tuvieran una alternativa laboral digna dejarían la prostitución. Para acusar a las abolicionistas de no escuchar a las prostitutas, lo cierto es que dicen cosas muy parecidas.