Según Jorge Buxadé, candidato de VOX al Parlamento Europeo, las hermanastras de Cenincienta somos las feministas feas que maltrataban a su princesa y les decimos a las mujeres españolas lo que tenemos que hacer. Lo cierto es que esto ni siquiera es original, ya llamaban feas, amargadas y odiahombres a las sufragistas a principios del siglo XX. Me pregunto qué se debe sentir cuando te das cuenta de que tu forma de pensar ya era rancia hace un siglo.

De la legitimidad que tiene este hombre en concreto para llamar fea a nadie, no voy a hablar.

De la legitimidad que creen tener los hombres, en tanto que grupo social, para juzgar la apariencia de las mujeres desde parámetros heterosexuales y a utilizar esa prerrogativa como herramienta de presión psicológica para lograr que hagamos lo que ellos quieren, de cómo la sociedad patriarcal utiliza la autoestima femenina como mecanismo de control social por vías no coactivas, sí hablé en su momento en esta entrada.

El chantaje como forma de control machista de la autoestima femenina

Y sobre formas de control social por vías no coactivas, también hablé en esta otra entrada.

«Nadie te pone una pistola en la cabeza para obligarte a que te depiles». Presión social y medios de control social

Y sobre el proceso de socialización para convertirnos en personas integradas en la sociedad, que lleva a que estos adjetivos no afecten aunque nos creamos que somos rocas, también hablé aquí.

«A mí en casa me educaron en la igualdad, eso del machismo no va conmigo»

Jorge Buxadé a estas alturas ya no va a aprender nada, porque tiempo ha tenido y no le ha interesado lo más mínimo. Le resulta mucho más fácil seguir con su discurso plano de «feministas feas, amargadas, odiahombres, os vais a quedar solas, nadie os va a querer«. Pero ese discurso tiene un trasfondo político y unas implicaciones sociales. Ponerlas al descubierto nos ayudan a entender en qué sociedad vivimos, y qué sociedad queremos construir. Yo quiero construir una sociedad de mujeres libres y no sometidas a la voluntad de los hombres, que no tengan el poder de jugar con nuestra autoestima para lograr sus objetivos.

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