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Introducción
El espíritu de la filosofía de David Hume sigue vivo en el siglo XXI, en las sociedades posmodernas donde todo es relativo, donde no existen las certezas absolutas y la experiencia personal se erige en fuente del conocimiento. Sociedades donde el método empírico ha desalojado al método científico, algo que se puede observar especialmente entre los defensores de la homeopatía y su mantra “a mí me funciona”, lo que Vicente E. Caballo e Isabel C. Salazar han acuñado como «amimefuncionismo» (Salazar & Caballo, 2019, pág. 82).
Marco teórico
Con los avances en materias como la ciencia, la medicina o la tecnología, y las implicaciones que estos han tenido para la esperanza de vida y la calidad de la misma, una no esperaría que el primer cuarto del siglo XXI fuese una época propicia para el auge de las pseudoterapias y de los grupos antivacunas. No obstante, el escepticismo metodológico de Descartes ha encontrado un potente adversario: el método empírico como fuente de conocimiento, o la acumulación de experiencias individuales, de personas que pueden sostener que “a mí me funciona” porque, en su experiencia personal, la diferencia entre ciencia y pseudociencia simplemente no tiene cabida pues lo que realmente cuenta es su experiencia sensible (Alcoberro i Pericay, 2014, pág. 38).
Correlación no implica causalidad
Podría contraargumentarse, también con arreglo a la filosofía de David Hume, que la mera acumulación de experiencias en un sentido determinado no implica que ese mismo resultado se continúe reproduciendo en el futuro. Y a otro nivel, también se podría argumentar acerca de la falacia post hoc ergo propter hoc, que correlación no implica causalidad, que B ocurra después de A no implica que A sea la causa de B. No obstante, todos estos razonamientos se estrellan frente a la razón de los sentidos de la epistemología humeana y posmoderna.

Escepticismo y pseudociencia
Aquel escepticismo cartesiano en su forma más moderada que Hume consideraba una excelente salvaguarda contra el error y el juicio precipitado, es a su vez la base de la duda universal sobre la que las pseudociencias construyen su andamiaje argumental, así como el propio escepticismo consecuencia de la ciencia que expone la falibilidad humana: «ningún razonamiento nos podría llevar jamás a un estado de seguridad y convicción sobre tema ninguno», y por lo tanto, las terapias avaladas por la comunidad científica tienen absolutamente el mismo nivel de fiabilidad que las terapias “alternativas” (Hume, 1988, págs. 177-78).
Bibliografía
Alcoberro i Pericay, R. (2014). El coneixement: els problemes i els autors. Barcelona: UOC.
Hume, D. (1988). Investigación sobre el conocimiento humano. Madrid: Alianza Editorial.
Manzano, D. (28 de junio de 2016). Correlación no implica causalidad. Obtenido de Jotdown: https://www.jotdown.es/2016/06/correlacion-no-implica-causalidad/
Salazar, I. C., & Caballo, V. E. (2019). Ingenuos: El engaño de las terapias alternativas. Madrid: Siglo XXI Editores.