El video que acompaña lo he grabado desde la playa, en veinte minutos, porque lo que yo quiero es estar ya de vacaciones, despedir el blog hasta septiembre y descansar de una vez, pero parece ser que EL MONOTEMA no me va a permitir desconectar.
Escribo esto, y he grabado el video casi sin voz, porque estoy hasta los mismísimos cojones. Estoy hasta los cojones de que representantes del gobierno, ministras, partidos políticos, gabinete de comunicación, medios, y todo el que ha participado en el tema, estén difundiendo alocadamente que el martes pasado el Consejo de Ministros aprobó el martes la ley trans.
No.
Lo siento, pero no es así, estáis mintiendo. En unos casos, de forma intencionada. En otros, por puro desconocimiento y por no haberos tomado la molestia de informaros, pese a que es vuestra obligación por el cargo que representáis. No es de recibo que medios de comunicación se dediquen a copiar y pegar las notas de prensa que reciben del ministerio de turno, sin informarse, sin contextualizar, sin ejercer su labor de críticos del poder, que por algo son el Cuarto Poder.
Medios de comunicación como Eldiario.es, Ministras como Irene Montero o Ione Belarra, la cuenta oficial de Podemos, la candidata a la Generalitat de Catalunya Jessica Albiach, la cuenta oficial de Desde la Moncloa, etc. He perdido la cuenta de la cantidad de representantes democráticos, ya sean elegidos democráticamente o bien elegidos ara llevar a cabo su función de control al poder, que han participado activamente en el ejercicio de la confusión. Están haciendo creer a la ciudadanía que se ha aprobado la ley trans, cuando no es verdad, nada más lejos de la realidad.
Para que la ley trans, y en realidad la ley de igualdad lgtbi, llegue al BOE, todavía le falta nada más y nada menos que todo el proceso de tramitación parlamentaria. Teniendo en cuenta que las leyes se elaboran en el Parlamento y no en el Consejo de Ministros, pues no le falta casi nada, ya ves…
Me jode. Me jode que se juegue a la confusión con la ciudadanía. Me jode que representantes públicos elegidos democráticamente, decidan pasarse por el coño los procedimientos democráticos por los que fueron puestos donde están. Me jode este ejercicio deliberado de confusión entre ejecutivo y legislativo. Un pilar básico de un Estado de derecho que quiera ser digno de ese nombre, es la separación de poderes: el legislativo redacta las leyes, el ejecutivo las hace cumplir, y el judicial castiga las infracciones. Y el Cuarto Poder (la prensa) vigila a los otros tres. El Ejecutivo no aprueba leyes, las aprueba el Parlamento, en nuestro caso el Congreso y el Senado. Y la ley trans ni siquiera ha llegado al Congreso porque se ha aprobado a finales de junio, y según el calendario de sesiones del reglamento del Congreso, los meses de enero, julio y agosto no hay sesiones, así que aún no se ha presentado ni a trámite a la Mesa del Congreso. Así que poned a enfriar el cava, pero no lo metáis en el congelador, que las botellas explotan.
Para que el texto de la ley trans llegue al BOE, aún se tiene que presentar a la Mesa del Congreso, que la Mesa lo admita (lo hará: está compuesta por una representación de los partidos políticos), iniciar el trabajo en comisión, llamar a personas que representen cada área implicada para aportar su visión, todas las personas expertas que los partidos políticos consideren relevantes para poder mejorar el texto, acordar las distintas modificaciones sobre el texto base que ha remitido el Consejo de Ministros, etc. Hasta que no tengan un texto acordado que tenga una mayoría amplia (que la tendrán, porque Más Errejón y compañía solo están interesados en el titular, el contenido les da igual), entonces el texto se llevará al Congreso. Después al Senado, donde podrá ser enmendado de nuevo, y si es enmendado en el Senado, de vuelta al Congreso.
Vamos, que esto no ha acabado aquí: esto acaba de empezar, aún queda un largo proceso por delante. Y las Ministras lo saben, lo saben (o deberían saberlo) los partidos políticos, y lo saben (o deberían saberlo) los medios de comunicación. Por lo tanto, jugar a la fiesta de la confusión como están haciendo con la ciudadanía, que no tiene por qué saber cual es el procedimiento por el cual se elaboran las leyes (aunque sea cultura general), es un ejercicio de manipulación interesado que no les pienso tolerar. Que representantes públicos finjan que los procedimientos democráticos, que instituciones como el Parlamento, sede de la soberanía nacional, es un teatrillo que pueden controlar a su antojo (más aún cuando ni siquiera tienen mayoría absoluta) no se puede tolerar. No me da la gana que nos mientan a la cara, que les salga gratis, y que nadie les pare los pies. No. Me niego. Esta es la labor que tendría que hacer la prensa, pero han decidido hacer dejación de funciones y en lugar de fiscalizar al poder, se limitan a ser correa de transmisión, a copiar y pegar las notas de prensa que les envía el Ministerio, y aire.
Hola, Jessica.
Una pregunta: ¿esta ley que dan por aprobada tiene alguna posibilidad de que, durante el proceso que le falta por completar, no salga adelante y se tumbe? Si la respuesta es no, quizá eso explique por qué tanta gente ha lanzado ya las campanas al vuevlo a pesar de no estar terminada la cosa.
Gracias por tus artículos y un saludo.
Dado que los colectivos no se dan por satisfechos con el texto actual y piden cosas como incluir en el apartado de tratamientos reproductivos, además de a lesbianas y mujeres bisexuales sin pareja masculina, también a «asexualese, heterorrománticas, demisexuales fem-aligned y cuerpas con capacidad de gestar»… te puedes imaginar que la tramitación de esta ley va para largo. La posibilidad de que se enreden en debates bizantinos sobre el sexo de los ángeles y acabe la legislatura sin haber acordado un texto que llevar al plenario es extremadamente factible, de hecho los dos intentos anteriores ya decayeron por acabar la legislatura, así que viendo las posiciones inamovibles de algunas asociaciones, yo no me adelantaría a lanzar las campanas al vuelo.