Hablemos de la Navidad como concepto, de la navidad como construcción social.

Nervios, prisas, estrés, compras de última hora, presión porque todo salga perfecto, comprar comida como si fueran a imponer el racionamiento a partir del día 1, intentar impresionar a los invitados, aguantar a aquellos miembros de la familia que el resto del no soportas. Nada de esto es una tradición grabada en piedra: la hemos construido así en nuestra cultura, y nada nos impide cambiarlo.

De lo dañina que es esa exaltación de la unidad familiar, teniendo en cuenta que la familia no es un espacio seguro para las mujeres.

¿Cuántas mujeres tendrán que sentarse en estas fechas junto a un padre maltratador, junto a un marido violento, junto a un hermano, un tío o un primo que abusara de ellas en la infancia? Pero tienen que callar y tragar, porque es Navidad, no des la nota, tengamos la fiesta en paz.

Mi propuesta consiste en crear para cada una de nosotras tradiciones nuevas que no nos hagan sentir incómodas, que no nos obliguen a soportar toda esa violencia, que no nos hagan tragar con todo lo que nos agrede y desprecia. Al principio cuesta, la presión social es enorme, pero cuando nos mantenemos firmes, es tremendamente liberador.

Feliz navidad a todas.

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