Así es como subtitulaba La Vanguardia el jueves pasado el perfil de la candidata a la presidencia de la Generalitat hasta que lo cambiaron el viernes: apasionada del yoga y las series y de una carrera política que ha antepuesto a formar una familia.
A partir de la Ley de Paridad del gobierno de Zapatero y de la introducción de listas paritarias y listas cremallera, ha aumentado la presencia de mujeres en cargos electos. Sin embargo, el tiempo de permanencia de las mujeres en la política de primer nivel es más corto que el de los hombres: ellos se dedican a la política en cargos electos durante más tiempo que ellas, la carrera política de ellas es significativamente más corta que la de ellos. En el congreso de los diputados (el que he en encontrado es del 2007) un 2,6% de ellas ha estado tres o más legislaturas mientras que eso pueden decirlo el 23% de sus colegas hombres. Muy pocas mujeres repiten más de dos legislaturas, de hecho el 60% (dato del 2007) solo estaba una legislatura, mientras que en el caso de sus compañeros, eso sólo le ocurre al 47% de ellos. El promedio de permanencia de los diputados es de 8,1 años; el de ellas, 5,2. Por eso suele decirse que los hombres están en política, mientras que las mujeres pasan por ella.
¿Conocéis a algún hombre que haya antepuesto su carrera política a formar a una familia? Para ellos al parecer no es incompatible su carrera profesional con formar una familia, ¿sabéis por qué? Dadle una vuelta, no os lo voy a dar yo todo mascadito.
Y en caso de que exista algún político hombre en esa situación (que lo dudo, pero oye, quizá), ¿se ha destacado ese dato en titulares alguna vez? En cambio, cuando es una mujer la que llega a un puesto destacado, si no tiene familia hay que destacarlo en titulares, y dejar bien claro que es porque ha renunciado, porque para nosotras no es compatible un puesto de responsabilidad con los cuidados que requiere formar una familia. Nosotras tenemos que elegir.
Suelo recordar con frecuencia la reseña de este estudio sobre parejas teóricamente comprometidas con la igualdad en el momento del embarazo, y lo que ocurre a partir de que nace el bebé: cómo ellos se escaquean, las excusas que ponen… y aún así creen estar ejerciendo la crianza al 50% mientras que ellas tienen una opinión muuuuuuy diferente del grado de implicación familiar de sus parejas masculinas. En La Mercantilización de la Vida Íntima, Arlie Russell Hochschild entrevistó a cientos de parejas con hijos y describió la resistencia que ellos ponían al hecho de hacer el 50% de las tareas del hogar y cuidados. Describe cómo ellos ponen en marcha todo tipo de estrategias: fingir no saber, hacer horas extra en el trabajo, mentir, negarse directamente, montar broncas, manipulación emocional, excusas y justificaciones de todo tipo. Esto tiene consecuencias muy graves: frena el desarrollo de las mujeres (las obliga a doble y triple jornada), erosiona los vínculos afectivos y conlleva un «imperialismo emocional» (se contrata a mujeres migrantes para tareas de cuidados). Y explica también por qué se considera algo a destacar que mujeres con aspiraciones políticas «renuncien» a formar una familia, mientras que para los hombres es un dato irrelevante: ellos no tienen que tomar esa decisión. Somos nosotras quienes tenemos que conciliar vida laboral y familiar, para ellos la familia no supone ningún handicap.
Patricia Sornosa, cuando fue entrevistada en NTMEP, contó una anécdota brutal que le ocurrió durante un monólogo, cuando habló de los cuidados a familiares dependientes, en concreto de las mujeres que tienen que quedarse en casa y dedicar su tiempo a cuidar de los suegros enfermos, porque sus propios hijos (hombres) ni se lo plantean. Silvia Federici, que ha tratado ampliamente el tema de la economía de los cuidados, tiene una frase demoledora al respecto: lo que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado. Pero es que cuando se trata de cuidar a los padres enfermos de nuestra pareja hombre, ahí no hay amor: es pura obligación socialmente impuesta. «Imagínate que a esta mujer que tiene que quedarse en casa cuidando del suegro enfermo, se le va un día la pinza y le dice al marido: ¿Sabes lo que te digo? Que a tu padre, A TU PADRE, lo vas a cuidar tú«. Escuchad el vídeo a partir del minuto 3:50h porque es demoledor.
¿Qué quiero decir con esto? Que aunque el titular de La Vanguardia era un horror (cierto), si rascamos un poquito, lo que hay bajo la superficie de ese titular es aún peor. Es una sociedad aún con una brecha muy profunda en el área de cuidados, que repercute negativamente sobre nuestras carreras profesionales, sobre nuestro tiempo de ocio y de descanso, sobre nuestra salud, en la feminización de la pobreza, en la contratación de tareas de cuidados a mujeres migrantes con condiciones laborales absolutamente precarias, sobre la brecha salarial en la que nuestro presidente del gobierno no quiere meterse y sobre nuestras pensiones que son significativamente más bajas «porque queremos».
Y por todo eso, este 8 de Marzo será también una huelga de cuidados.